El abogado dominicano, el idioma espanol

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El abogado dominicano, el idioma español

“Si el estado de la lengua permite sospechar cómo anda el pueblo que la habla... entonces estamos jodidos.” Julio Cortázar, El examen.

Se supone que los abogados, por la naturaleza de su oficio, deben hablar y escribir bien el idioma, o por lo menos mejor que la generalidad de la población y que otros profesionales cuyo quehacer principal no es la comunicación. Así como no se concibe a un cirujano que no maneje el bisturí con destreza ni a un agricultor que no sepa utilizar el machete, parecería absurda la idea de un abogado que no se exprese correctamente y que, por ende, sea incapaz

de explicar de manera convincente la posición de su representado.

Con razón al abogado de antaño le llamaban “letrado”: su conocimiento de la lengua y la habilidad que mostraba en su uso le hacían merecedor del calificativo, así como de prestigio y autoridad en la comunidad.

El abogado dominicano de hoy –me avergüenza afirmarlo– es en promedio una paradoja andante: un profesional de vocabulario escaso y pésima dicción, que ignora o maltrata las normas de la principal arma con que cuenta, que es su propia lengua. La realidad es tan grave que jueces de la Suprema Corte de Justicia se han quejado públicamente de lo difícil que les resulta fallar ante la opacidad e incoherencia de los escritos que les formulan los abogados postulantes. Se ha hablado mucho de las causas de esta situación: las graves deficiencias de la educación primaria y secundaria1, la pérdida del hábito de lectura y la pobreza de la enseñanza en las facultades de Derecho. Sobre esto último, abogados extranjeros se han mostrado incrédulos cuando les digo que ningún programa de estudio de Derecho en la República Dominicana incluye cursos de redacción jurídica, y que muchos estudiantes salen graduados de las facultades sin tener que leer en su totalidad ni un libro de Derecho2, ni escribir un comentario de sentencia.

Sin embargo, no todo el panorama es sombrío. Hay muchos abogados en ejercicio, viejos y jóvenes, de verbo correcto, elegante y persuasivo, que bien podrían servir de patrón para mejorar las...

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