Beisbol y Esteroides Business is Business

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"Béisbol y Esteroides: Business is Business"

Benjamín Rodríguez Carpio

El deporte profesional, en sentido general, es un negocio. Es deporte porque se compite, individual o colectivamente, con la meta de vencer al contrario, mientras en el camino se acumulan resultados estadísticos, que van al famoso libro de récords para deleite de fanáticos y prensa deportiva. Pero es negocio porque se persigue generar cuantas utilidades sean posibles. Dónde comienza el deporte y termina el negocio (o viceversa) resulta difícil saberlo.

Para que se tenga una idea del gran negocio del fútbol profesional, basta hojear un periódico cualquiera de estos días y ver que el Real Madrid acaba de fichar al futbolista brasileño Kaká por 65 millones de euros.

Pero vamos a la empresa deportiva que nos interesa: Major League Baseball (MLB), que significa Béisbol de Liga Mayor, y es la entidad que regentea el torneo deportivo del calendario más largo del mundo: la temporada del béisbol de los Estados Unidos de América, con 162 partidos por equipo durante seis meses, más casi un mes de las dos series eliminatorias y de la llamada Serie Mundial.

En 2008, MLB generó ingresos por unos 6,500 millones de dólares, es decir, más de dos tercios del Presupuesto Nacional de la República Dominicana para 2009, y llevó a los diferentes estadios 78.6 millones de fanáricos/, casi como decir que uno de cada tres norteamericanos estuvo representado en los juegos de béisbol de Grandes Ligas.

El béisbol ha sido un negocio desde que se comenzó ajugar profesionalmente en 1871 en los Estados Unidos. aturalmente, los beneficios han ido en aumento con el paso de los años, porque la misión de toda empresa lucrativa es obtener más y más ganancias. En el deporte profesional hay una relación directa entre asistencia de fanáticos a los estadios y beneficios económicos; siempre van de la mano. Porque a partir de las buenas asistencias a los diamantes, se genera más dinero por beneficios de venta de taquillas, se venden más objetos coleecionables, se producen más ingresos por las llamadas con

cesiones (venta de bebidas y comidas en los estadios), entre otros beneficios; eso sin mencionar la venta de los derechos de transmisión de los juegos por televisión y los patrocinios.

Hago estas precisiones que parecen una perogrullada, porque en ellas está la clave de todo este llevado y traído asunto de los esteroides y sustancias para mejorar el rendimiento en MLB, como veremos en los desarrollos siguientes.

Nota del autor: Para la fecha en que este artículo fue escrito, no se había revelado aún la información publicada por The New York Times el16 de junio de 2009, según la cual Sammy Sosa también dio positivo a las pruebas de esteroides que se efectuaron en 2003, "para fines informativos, no punitivos", información que, al momento de redactar la presente nota, Sosa no ha confirmado ni negado. Eso significa que, de la lista original de 104 jugadores que habían resultado positivo, ya se han revelado dos:

Alex Rodríguez, según publicara Sports illustrated en febrero de 2009 y Sammy Sosa, según la publicación citada. Nótese entonces, que la sospecha del autor sobre Sammy Sosa, a que se hace alusión al final de este trabajo, ha resultado confirmada.

1- Juez y profesor universitario. Seguidor del béisbol desde la edad de 10 años.

2- Las cifras relativas a asistencia de fanáticos e ingresos fueron divulgadas públicamente por MLB al finalizar la temporada de 2008. El presupuesto de la República Dominicana para 2009 es de unos 9.2 millones de dólares, según resulta de la Ley No. 498·08, que aprobó el mismo, y su addendum.

"LA HUELGA DE 1994 Y SUS CONSECUENCIAS"

Entre los dueños de equipos y los jugadores de Grandes Ligas siempre ha habido fuertes batallas por los salarios y los beneficios para losjugadores. Durante mucho tiempo los dueños tuvieron derechos absolutos, de tal manera que cada jugador pertenecía al conjunto que lo firmara de por vida, a menos que el equipo decidiera venderlo o carnbiarlo, todo ello en virtud de la llamada "cláusula de reserva". Sin embargo, esa situación empezó a cambiar, cuando a mediados de los años 1970 se estableció la agencia libre. Ello redujo grandemente los poderes y beneficios de los dueños, quienes empezaron a buscar maneras de recuperar parte de los privilegios perdidos. Los desacuerdos entre dueños y jugadores han provocado huelgas y paros patronales en varias ocasiones desde 1972.

El asunto era que el 31 de diciembre de 1993 expiraba el último acuerdo colectivo de trabajo, firmado antes del comienzo de la temporada de 1990 (que puso fin a un paro patronal). Los dueños insistían en que se debía fijar un tope salarial, es decir, una suma máxima a ser pagada por los diferentes equipos a sus jugadoa ejemplo de otras ligas deportivas profesionales en los Estados Unidos, para equilibrar la disparidad económica existente entre los equipos de grandes y pequeños mercados, esquema en el que los primeros generan más ingresos y por tanto, tienen la capacidad de gastar más dinero en con tratar a los mejores jugadores.

El sindicato de jugadores, de su lado, se oponía vehementemente al establecímiento de un tope salarial, con el alegato de que era un mecanismo de los dueños para resolver sus problemas sin ningún beneficio para los jugadores.

Ante las posiciones radicales de ambas partes, los jugadores se declararon en huelga el 12 de agosto de 1994; poco tiempo después, los dueños anunciaron la cancelación de la temporada, incluyendo losjuegos de las series eliminatorias (Playoffs) y de la Serie Mundial.

La huelga duró 232 días; en el ínterin, los dueños impusieron unilateralrnente sus condiciones. En marzo de 1995, una decisión de la jueza federal Sonia Sotornayor, restableció la vigencia del acuerdo previo (el que expiró en 1993), lo que marcó el fin de la huelga.

Se siguió jugando con el acuerdo que había expirado en 1993, hasta que en 1997 se firmó otro convenio colectivo. Sin embargo, la larga huelga de 1994 había dejado un sabor muy amargo. Las cruentas luchas entre dueños de equipos y jugadores provocaron lo que no había resultado de dos guerras mundiales ni lograrían los ataques terroristas del 11 de septiembre: la cancelación de la Serie Mundial. Por primera vez desde 1904, no se jugó el Clásico de Otoño. Y cuando finalmen te se pudo volver a jugar en 1995, los fanáticos se la tenían guardada a los equipos: la asistencia comenzó a descender a niveles que preocupaban al alto mando de las Grandes Ligas.

En efecto, en 1993, el año anterior a la huelga, se había producido una asistencia récord en MLB: 70 millones de fanáticos. La temporada de 1994 lucía más prometedora, pero todo se interrumpió cuando todavía a cada uno de los equipos le quedaban unos 48 juegos del calendario regular. Cuando por fin se rean udó la acción en 1995, la asistencia bajó a unos 50 millones, sus niveles más bajos en 10 años. Y aunque se trataba de una temporada recortada por la huelga, la baja era notoria. Para 1996, primera temporada en que se jugaría el calendario completo desde 1993, la asistencia subió a unos 60 millones, para un aumento de un 20% y a 62 millones en 1997. Sin embargo, así y todo, no volvía a los niveles anteriores a la huelga.

El béisbol, industria millonaria en crisis, necesitaba que algo ocurriera para que los fanáticos regresaran a los estadios y para que el interés por el deporte-negocio volviera a concitar la atención del mundo del entretenimiento. Como en otras épocas de crisis, un aumento en la ofensiva o, más específicamente, en la producción de cuadrangulares, sería el elemento catalizador para relanzar el deporte-negocio.

Los poderes del béisbol encubren el uso de sustancias; adoptan medidas solo después de delaciones y fuerte presión pública.

Desde la misma temporada de 1994, se pensaba que el récord de Roger Maris" sería roto más temprano que tarde. Al momento de detenerse la acción, varios jugadores llevaban un ritmo de cuadrangulares que presagiaba serios intentos de empatar o superar el récord de 33 años de vigencia, hasta ese entonces. Todas las expectativas se esfumaron con la huelga, por supuesto, pero no por...

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