Figueroa Agosto, la novela que nunca sera contada

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"Figueroa Agosto: la novela que nunca será contada"

José Luis Taveras

El Padrino;

En la República Dominicana nunca tuvimos un villano legendario. Lo más próximo fue Enrique Blanco en la Era de Trujillo. Lo demás ha sido historia de otros mundos donde el crimen organizado ha tenido sus héroes malos. Pocos niegan confesar sus morbosas fantasías con las sangrientas matanzas urbanas en los bajos barrios de Brooklyn de los años 20 o en las calles de Chicago en los tiempos de gloria de Alphonse Gabriel Capone y sus ayudantes Frank Nitti, Campagna, Guzik y Fischetti. La idealización de estos personajes arrebató muchas devociones cuando la literatura y el cine crearon una nueva corriente en el género del drama y la intriga con las historias gansteriles o mafiosas.

Mario Puzo, autor de la célebre obra El Padrino, en 1969, elevó a categoría universal este nuevo género. La historia de la Mafia, desde la vida de uno de sus más poderosos jefes, Vito Corleone -el siciliano a quien respetó toda Nueva York- devela las entrañas de la organización criminal más temida de todos los tiempos. Con esta obra y su adaptación al cine, los guiones gansteriles han seducido pasiones, convirtiendo en celebridades a sus siniestros protagonistas.

Una extraña sensación de regreso a esas fantasías se desata en una isla muy lejos de Sicilia, pero a dos horas de Colombia. Hoy, Santo Domingo, una de las locaciones centrales para el rodaje de la película “El Padrino” en los años setenta, puede contar su propia historia: la de José Figueroa Agosto, primer candidato dominico-boricua a la iconografía universal del crimen organizado. Un drama con más intriga que cualquier otro, donde la historia contada no es exactamente la sucedida y los personajes revelados son apenas actores secundarios de la trama oculta; aquella que han silenciado los estamentos del poder, los mandos policiales y militares; la que nadie publica y todos murmuran.

En diez años de operaciones, una poderosa estructura de tráfico de drogas con destino a la República Dominicana, Puerto Rico y Estados Unidos, procedente de Colombia, construye un imperio financiero que reclutó voluntades deleznables y lealtades mezquinas al más alto nivel. Nadie conocerá en toda su hondura las complicidades comprometidas. Revelarlas haría conmover las bases morales del Estado y sus espantosas fragilidades. Por eso el destape de este caso solo tocará la periferia, aun lo aparatosa de “su persecución” y el discurso combativo de las autoridades en contra de la red criminal. Son los típicos casos de “archivo cerrado” que sellan la verdad hasta que, con la gracia del tiempo, se evapore en la memoria colectiva. La percepción social menos aguda es que este caso tiene más de montaje que de realidad y que quienes persiguen e investigan lo hacen siguiendo un plan de encubrimiento oficiosamente negociado hasta el límite que permitan los intereses protegidos. Todo lo demás tiene la cadencia de un indigesto espectáculo.

El caso Figueroa Agosto deja más preguntas que respuestas. Nada encaja. Muchas piezas sueltas en un juego sin lógica. El misterio cubre todo, empezando por el personaje central de esta intrigante novela. Un hombre sentenciado por asesinato en primer grado (99 años); conspiración (5 años); secuestro agravado (60 años); Ley de Armas, Art. 6 (10 años); Ley de Armas, Art. 8 (5 años); Ley de Armas, Art. 8 (10 años); Ley de Armas, Art. 8 (10 años); Ley de Armas, Art. 8 (10 años); Ley de Armas, Art.8 (10 años), logra falsear una orden de excarcelación judicial y así eludir el cumplimiento de una condena de 209 años en el complejo carcelario de Río Piedras, Puerto Rico, una penitenciaría de “alta seguridad”.

“Junior Cápsula”, como se le conoce en esa isla, creó fuertes lazos de amistad y favores con figuras cimeras de la política puertorriqueña, especialmente en el seno del Partido Nuevo Progresista. Su relación con el respetado congresista Antonio “Toñito” Silva (PNP) llegó tan lejos que este cabildeó afanosamente para que el convicto recibiera un indulto o una clemencia ejecutiva. La lista de políticos vinculados al círculo del capo en la vecina isla es extensa; vale apenas destacar algunos nombres como el ex-alcalde de Bayamón, Ramón Luis Rivera, su hijo Ramón Luis Rivera Cruz, el ex Procurador del Ciudadano Carlos López Nieves, el ex alcalde de Toa Alta y convicto por corrupción Ángel “Buzo” Rodríguez Cabrera y el ex representante Manuel Marrero Hueca. Las influencias de Figueroa en los centros de poder llegaron hasta la propia casa de gobierno, La Fortaleza; es así que la Junta de Libertad Bajo Palabra (JLBP) había recomendado una clemencia ejecutiva para Figueroa Agosto, que le hubiese permitido salir de prisión en dos años, pero, por suerte, esta solicitud no prosperó.

Sorpresiva y sigilosamente, Figueroa Agosto sale de una cárcel de alta seguridad el 5 de noviembre de 1999 de la mano de una orden de excarcelación falsa; no obstante, las autoridades puertorriqueñas anuncian su fuga ocho meses después, es decir el 23 de junio de 2000, luego de que un fiscal especial fuera informado de que a “Junior Cápsula” se le había visto en libertad. Se violaron todos los rigurosos protocolos de excarcelación hasta el punto de que la presunta orden de libertad fue llevada por mensajería y no por un alguacil, quien debía comprobar la veracidad de la firma de la autoridad judicial. Hasta el momento no se conoce de procesos judiciales abiertos sobre este hecho. Sobre esta fuga, el texto de la moción urgente del fiscal Espinell Ortiz, de la División de Crimen Organizado y Drogas del Estado Libre Asociado de Puerto Rico dice:

El 5 de noviembre de 1999 se personó a la Penitenciaría Estatal de Río Piedras una persona de nombre Gabriel López, de Advance Messenger Service, quien le entregó a los oficiales de Corrección la orden de excarcelación alegadamente suscrita por el juez Ramírez Ramírez y, a tenor con nuestra investigación, es una orden falsa, fraudulenta y sin valor legal y fue excarcelado el 5 de noviembre de 1999 en o aproximadamente las 7:39 p.m.

Este mismo fiscal comprobó …que la secretaria general que firmó la excarcelación de Figueroa Agosto para la fecha del 5 de noviembre de 1999, se encontraba jubilada y el juez Ángel Ramírez Ramírez, cuya firma aparece en el documento, no presidía ninguna sala en el Centro Judicial de San Juan a esa fecha, sino que estaba asignado a Carolina.

Pero lo más insólito es que mientras Figueroa Agosto se fuga a la República Dominicana, adquiere una nueva identidad, bajo el...

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