Alberto Binder

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Alberto Binder

Servio Tulio Castaños

Tenemos un mercado de seguridad que está montado para que el negocio sea la inseguridad; el populismo penal mantiene este mercado en expansión.

ALBERTO BINDER:

Profesor de Derecho Penal y Procesal Penal de Postgrado de la Universidad de Buenos Aires. Miembro fundador del INECIP. Asesor de los proyectos de reforma de la justicia penal en la mayoría de los países de América Latina.

Autor del anteproyecto de Código Penal para Guatemala. Miembro de la comisión de reforma del código de justicia militar en la República Argentina.

Autor de libros como Iniciación al Sistema Acusatorio, Introducción al Derecho Penal. Introducción al Derecho Procesal Penal de las Repúblicas aéreas al Estado de Derecho, Policías y ladrones, Una guía para analizar el tema de seguridad. entre otros.

...el derecho penal cuando se ejerce de un modo arbitrario está acompañado de un proceso penal que no garantiza.

• Servio Tulio Castaños;

P. Usted tuvo una participación destacada en un seminario que recientemente se celebró en la República Dominicana sobre derecho penal y vimos que utilizó una frase que considero lapidaria. Eso que llamó el populismo peñal en América Latina, ¿de qué se tratar ¿Cuál es la dimensión de esa frase y qué es lo que contiene?

• Alberto Binder;

R. Marca uno de los fenómenos más difícil y grave que estamos enfrentando. El derecho penal ha tenido siempre una historia de preocupación política y social desde su nacimiento y siempre ha estado en el medio de los grandes debates políticos, tanto ha sido un tema de la tradición autoritaria como de la tradición liberal y es muchas veces el campo de batalla donde se dan grandes contradicciones. El populismo penal se está dando en América Latina y en buena parte del mundo. Es una respuesta falsa a problemas graves, pero con gran capacidad retórica, gran capacidad de hacercreer a la población que se está solucionando un problema cuando la realidad es que lo están agravando. Esto, que también a veces llamamos la retórica de la mano dura y otras frases similares, tiene que ver con el hecho de que frente a un problema real los grandes líderes de las democracias latinoamericanas, en vez de dotar a los sistemas democráticos de las herramientas para reparar esa conflictividad sin abandonar postulados básicos de la democracia, lo que se hacen es golpear en las mesas y hacer amenazas que no se cumplen. Frente a ese autoritarismo, la única diferencia es que el populismo penal no es autoritarismo en serio, es total demagogia, solamente una función retórica para que la gente se quede tranquila. El debate frente al populismo penal no solamente es salir en defensa de las libertades, sino que también hay que hacer un debate acerca de cómo ser eficientes en el manejo del poder que es donde le podemos demostra a la agente que existen soluciones para hacerse cargo de la genstión penal eficiente. Frente al populismo penal, hay que construir un discurso y una política de eficiencia, menos violenta pero mucho más efectiva y de tradición democrática.

P. STC. Venos que el populismo penal se ha convertido en parte del discurso político, sobre todo en períodos de campaña; cada vez que se presentan problemas, por ejemplo que aumentan los índices de criminalidad, se toma como bandera el populismo penal. Es decir, el solucionar un problema de criminalidad simple y llanamente con lo que vendría a ser la modificación de la norma. Vimos que el presidente, entre las observaciones que hizo (al provecto de Código Penal) estuvo la falta de coherencia que tiene esta propuesta normativa con la del Código Procesal Penal.

¿Realmente debe haber una coherencia entre estos instrumentos jurídicos?

R. AB. El sistema penal funciona como un todo. Las ramas penales que no se aplican en las realidades es mejor no tenerlas, porque a veces engañan y desorientan a la gente. Detrás del populismo penal está lo que llamamos las industrias del miedo. Estas industrias del miedo son un cáncer que hay en nuestra sociedad hoy en día y sobre todo para el sistema democrático. Hay una industria que es puramente económica, un mercado que hoy día está sin control, es el mercado de la seguridad privada. El mercado de la seguridad privada es uno de los de mayor expansión en América Latina, triplica los recursos que oferta el Estado en la Fuerza Pública y está rompiendo la idea de que la seguridad pública es un bien colectivo. Nadie dice que no tenga que haber participación privada en el mercado de la seguridad, pero hoy tal cual está montado el mercado de la seguridad, el negocio es la inseguridad. Y si el negocio es la inseguridad y el mercado se expande por la inseguridad, no vamos tener solución en esto. Se puede organizar un mercado de muchas maneras pero siempre que provea el servicio que se desea que provea, nadie diría que es un mercado farmacéutico y que vende veneno, entonces hoy día tenemos un mercado de seguridad que está montado para que el negocio sea la inseguridad, y el populismo penal, como esconde bajo la alfombra los problemas y no genera soluciones, mantiene este mercado en expansión. Esa es la primera industria del miedo.

P. STC. ¿Entonces habremos de tenerle miedo al derecho penal?

R. AB. Según como se ejerza, claro que sí, porque el derecho penal cuando se ejerce de un modo arbitrario está acompañado de un proceso penal que no garantiza. Cuando existe la política de estado, no podemos superficializarla, hay que cuidarla. Pero tenemos pocas políticas de Estado y esto está demostrando -la reforma de la justicia penal- que es una política constante profunda, donde se escucha a la población, donde hay debates democráticos, donde hay distintas ideas y los distintos partidos políticos han hecho sus aportes. Si eso no...

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