Honrados taimados en auditoría forense

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La historia nos habla de cuentas famosas. No debemos dejar de señalar las realizadas por el gran Catón de Útica (años 95 al 46 a J.C.), célebre por su integridad y severidad. Redimió el puesto de general del ejército de Escipión, y en ocasión de los extremados gastos de la campaña de Sicilia manifestó con jactancia: “Sólo de mis victorias, y no de algunos sestercios, tengo que dar cuenta a los romanos.”

Otras muy famosas palabras son las que pronunció en su segunda marcha a Italia el capitán español Don Gonzalo Fernández de Córdova, ante el Tesorero del Rey Fernando el Católico, cuando éste se disponía a tomar posesión de aquel reino en el año 1507: ante el fabuloso compromiso por el que se le hostigaba y después de argüir en su justificación los ducados utilizados en picos y palas, en pólvora, en misas de gracia, en auxilios para los muertos, etcétera, manifestó con burla “de forma soberbia, pública y extravagante”, que el resto (cien millones de ducados) lo habían sido “por mi paciencia en escuchar que el Rey pedía cuentas al que le ha regalado un reino”.(*)

Evidentemente, estos balances corresponden a la exploración verdadera de la historia y en nuestros días sería obligatorio que un administrador de fondos públicos rindiera unas cuentas similares. Para arribar a las condiciones presentes ha habido que salvar considerable tiempo y no ha sido extraña a la misma la instauración de los heterogéneos establecimientos de control.

Casi como la gran parte de las instituciones jurídicas del país, la Cámara de Cuentas, aún siendo un órgano de carácter exclusivamente técnico, tiene sus referencias fidedignas en la legislación francesa de la época monárquica (año 1318), cuya objetividad tenía como propósito calificar las cuentas de los funcionarios, asalariados, colectores, directores, ordenadores, cajeros y otros agentes del tesoro de la Corona, expandiéndose en seguida hasta alcanzar el perfil de consolidado con categoría constitucional.

Entre nosotros, los principios de la Cámara de Cuentas se encumbran al período de la Primera República (1844-1861), que se inicia con la independencia nacional proclamada el 27 de febrero de 1844, que a su vez dio lugar, el primero de marzo de ese mismo año, a la formación de la Junta Central Gubernativa presidida por Tomás Bobadilla.

El 12 de abril de 1844, el patricio, general Juan Pablo Duarte y Diez, Jefe del Ejército Independentista del Sur, realiza ante la Junta Central Gubernativa la primera rendición de...

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