Clásicos penales, Beccaria siempre vigente

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Clásicos penales: Beccaria siempre vigente

Héctor Dotel Matos

Hay quienes rechazan estos temas aduciendo, que ya los mismos pasaron de moda, y que lo que vale es lo actual. Grave error de perspectiva y apreciación, pues, si no se conoce lo antiguo, jamás podremos tener una visión del presente. Todavía Platón y Aristóteles gravitan pesadamente sobre el intelecto de la humanidad, influyendo sobre los más avezados.

Es a Cesare Bonesana, marqués de Beccaria, mejor aun que al “Espíritu de las leyes” que parece poder aplicarse el misterioso epígrafe “Prolem sine matre creatam” que Montesquieu había puesto a la cabeza de su obra.

Nacido en Milán (1738-1794). Toda clase de leyenda y de narraciones circularon en cuanto al origen, a la inspiración y la compilación de Dei delitti e della pene (De los delitos y de las penas). Es la base de las legislaciones modernas. Expresó las protestas de la conciencia pública y los filósofos de la época contra el proceso secreto, la tortura, la desigualdad de los castigos según las personas y la crueldad de los suplicios. Se hablaba de Pietro Verri como su autor real. Se llegó hasta atribuir ala obra un origen parisino. Se imaginó un verdadero complot deformado por los enciclopedistas para expresar bajo un ropaje italiano lo que ellos no podían decir ni imprimir en París con la misma libertad.(1)

Leyendas y narraciones, todas también significativas históricamente como aquellos que acompañaron la aparición del primer discurso de Juan Jacobo Rousseau.

Los dos casos son, en efecto, más vecinos de lo que podrían parecer a primera vista. Una personalidad única, original, venía a aportar un elemento nuevo en un pequeño grupo intelectualmente muy activo, la Enciclopedia, en uno de los casos, la Accademia dei Pugni, en el otro caso.

Rousseau así como Beccaria, reflejaban el pensamiento de sus amigos, le esquematizaban y al mismo tiempo le daban una locución y una energía totalmente incomparable y nueva. Ellos fueron los creadores de tantos más originales que enunciaban en su obra las verdaderas razones de ser, las razones vitales del grupo en medio del cual se habían desarrollado.

Se puede seguir casi día por día la concreción de la obra de Beccaria en su espíritu, entre los años 1763 y 1764. Se puede verlo enfrascado en escribir, en la casa de los Verri, inclinado todas las noches sobre esos papeles que son conservados en la Biblioteca Ambrosiana y que guardan el testimonio de su formidable arrojo, todos repletos de...

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