El dinero es el excremento del demonio

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El dinero es el excremento del demonio

El poder judicial independiente es lo que evita que el excremento del demonio nos asfixie

Ernesto J. Armenteros

Un amigo muy querido desde hace décadas, Gerardo Bobadilla Malkun, con un sentido ético muy arraigado, como respuesta a una de mis recurrentes lamentaciones por la corrupción del ambiente empresarial y político, me dijo una frase lapidaria cuya certeza he tenido la oportunidad de comprobar en incontables ocasiones: “El dinero es el excremento del demonio”.

He tratado durante mucho tiempo de demostrarle a Gerardo y a mí mismo que la generalidad del concepto no es válida, que sí, que con frecuencia el dinero es el excremento del diablo, pero que no lo es siempre.

Estoy por abandonar el esfuerzo. Si es que hay una que otra excepción, estoy por creer que es por aquello de que las excepciones confirman la regla. La ambición de acumular riquezas personales, con frecuencia en cantidades que desbordan el entendimiento de personas racionales, está motivando a gente presumiblemente educada e inteligente a actuar en forma frenética y fuera de control. No es un problema circunscrito a nuestra República. Es una epidemia que parece ser mundial, particularmente arraigada en aquellas naciones en que el poder judicial ha sido subyugado por el poder económico o político o por una combinación de ambos. A continuación les menciono algunos casos.

Una publicación de Bloomberg estimó la fortuna de la hija de Chávez en unos tres billones de dólares. ¿Cuál será la fortuna agachapada de Maduro y sus enllaves? Para cubrir gastos y caprichos, ¿por qué tres billones? ¿No es suficiente con uno? ¿No le revuelve el estómago y le da pesadillas observar las miserias de su pueblo como consecuencia de la rapacidad de su padre?

¿Ustedes no han visto y leído sobre el complejo residencial —uno de ellos— en que vivía Fidel Castro? Es más grande y lujoso, por mucho, que las megamansiones que vemos en nuestros emblemáticos enclaves turísticos; ridiculiza en comparación las megarresidencias de zonas como las de los Hamptons en Nueva York o como las de las zonas donde viven los artistas de Hollywood. Con lo que sí pudiera ser comparable es con las megamansiones de los jeques árabes. Fidel tenía a su servicio personal y de seguridad a 3000 individuos. ¿Cómo carajo podía dormir conociendo las miserias en que vive el pueblo cubano?

En países donde no existe un poder judicial, o uno que limite los excesos del poder político, el...

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