Debemos legalizar la droga o Debemos legalizar la droga

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¿Debemos legalizar la droga? o ¡Debemos legalizar la droga!

Ernesto J. Armenteros

Arquitecto, ex-profesor y fundador de la Escuela de Arquitectura de la UNPHU, escritor, navegante y viajero.

Si titulamos este articulo: “¿Debemos legalizar la droga?”, con signos de interrogación, para llamar la atención a una posibilidad después de considerar las razones aquí expuestas, o lo titulamos: “¡Debemos legalizar la droga!”, entre signos de admiración, como algo que exige necesidad imperiosa, es un ejercicio en intelectualidad, porque, inevitablemente, en un futuro, quizás no muy lejano, la droga será legalizada. Esto, independientemente de las muchas razones que se den a favor y en contra de la legalización de su uso y comercio, ahora prohibidas.

Las razones por las que creo que el uso y la comercialización de la droga será legalizada no tiene nada que ver con consideraciones de moralidad, posibles daños a la población, temores de adicción masiva, cuestiones prácticas de control, consideraciones políticas, corrupción, o lo que sea. Lo que conducirá a la legalización de la droga es que, en algún momento, se verá que los traficantes ilegales en droga han ganado la guerra contra aquellas fuerzas legales, fiscales y policíacas que se oponen al tráfico y mercadeo de drogas adictivas. Surgirá el temor, como ya en efecto existe, de que, en comparación con las “fuerzas del bien”, los traficantes de drogas tienen más recursos financieros, más capacidad de eliminar adversarios, mayor y más eficaces formas de comunicación, mejor infiltración en la policía y aparato judicial que la policía en los carteles; y en fin, que los capos tendrán más poder real de hacer y deshacer que el Estado. Podrá imperar la medalaganería de los capos sin que el poder gubernamental lo pueda o quiera evitar.

Los traficantes ilegales de drogas están ganando la guerra. Cada día que pasa y salen a la luz pública las complicidades con las fuerzas del orden, de los políticos y de la justicia, más nos convencemos que pretender parar el tráfico y uso de drogas adictivas es un ejercicio en inutilidad.. La guerra también la están ganando en los Estados Unidos. En Puerto Rico. En Colombia, Perú, Afganistán, Europa, Indonesia, África, India, Rusia, Turquía y Australia. Algunas zonas geográficas de Asia llevan décadas de impunidad. En Portugal, léase bien, en Portugal, el consumo y tenencia de droga ya ha sido descriminalizada y el zar de las drogas de ese país ha declarado públicamente que el consumo ha disminuido. En el mundo entero las drogas adictivas se trafican, comercializan y consumen a niveles sin precedentes históricos. Cada vez más.

El enfrentamiento entre la demanda de miles, millones de seres, que consumen drogas ilegales actualmente (se estima que se consumen más de diez mil millones de dosis solo en los Estados Unidos) y los que tratan de controlar el consumo viene de lejos. Estos “vicios” a lo largo de la historia han sido muchos y variados. Algunos de ellos que en años atrás se consideraban dañinos, hoy se consideran beneficiosos para la salud. El café es uno de ellos. El alcohol, particularmente el vino y el whisky, en otras épocas considerados vicios, ahora se consideran, consumidos con moderación, como paliativos a los estragos del tiempo y relajadores del sistema nervioso, respectivamente. Por otro lado, productos con cocaína, hoy considerados tabú por la población, a principio del siglo pasado eran parte integral de las fórmulas de refrescos y de medicinas, en dosis que hoy se considerarían delictivas. En esa misma tesitura está el tabaco. Los soldados norteamericanos recibían paquetes de cigarrillos durante la Segunda Guerra Mundial. En los siglos XVII, XVIII y XIX, los marineros de la Marina Imperial inglesa recibían una ración de grog, una bebida cuyo ingrediente principal es el ron. Cuando se preparaban para la batalla, se les duplicaba la ración.

EL TABACO:

El tabaco es uno de los vicios que tiene una historia interesante en relación a su legalidad y aceptación social. Los indígenas del Caribe fueron los que introdujeron a los colonizadores españoles al uso del tabaco. Los indios caribeños y los indígenas del Amazonas hasta el día de hoy asociaban y asocian el tabaco y el aspirar su humo con las creencias religiosas. Hacían ayuna por varios días, aspiraban el humo del tabaco y consumían yerbas (todavía lo hacen, por observación propia, los nativos amazónicos), y se provocaban el vómito. Esto los induce a entrar en trances alucinatorios durante los cuales ellos creen comunicarse con los dioses y como consecuencia de esta comunicación con los dioses, los chamanes y jefes de tribu predicen lluvias, cosechas, guerras, curas de enfermos, etc.

Sabemos, desde que los europeos empezaron a usar el tabaco y el fumar se propagó por el Medio Oriente, que el tabaco es adictivo y perjudicial a la salud. Es una droga con efectos no muy diferentes a los de la marihuana. Quizás por su implicación de origen con las prácticas de creencias paganas, la iglesia católica originalmente prohibió el fumar. Estas medidas duraron poco por la extensa propagación del vicio de fumar en Europa.

No transcurrieron muchas décadas antes de que las autoridades entendieran que el vicio de fumar pudiera convertirse en una fuente de ingreso para el Estado, sin importarles mucho las consecuencias a la salud o las implicaciones adictivas del producto. El cigarrillo y el tabaco en todas sus formas es uno de los renglones que más impuestos paga. Esto, en efecto, validando...

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