Entrevista: Aurua Celeste FERNANDEZ

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Entrevista: Aurua Celeste FERNANDEZ

Ramon Colombo

"Estoy preparada para cualquier cosa"

¿Quién le escribía versos? Dime, ¿quién era? ¿Quién le mandaba flores por primavera? ¿quién cada nueve de noviembre, como siempre sin tarjeta, le mandaba un ramito de violetas?..."

La canción de Cecilia es la preferida de Aura Celeste. Hay una razón especial: ella cumple años precisamente el 9 de noviembre.

Ella sabe el misterio (abogada al fin, lo indagó todo): quien escribía los versos y regalaba las flores a la dama de la canción era su silente y amoroso esposo, quien gozaba para sus adentros con la emoción de su amada, cada vez que ésta recibía versos y flores de un supuesto enamorado anónimo.

Ella se conoce esa canción, que ha cantado, como muchísimas otras, acompañándose de una guitarra, pues también es artista e hija de un hogar donde todos son y han sido artistas. Por algo nació, en 1958, en la añosa "Casa Verde" de El Carmen 42, en la bucólica San Francisco de Macorís; la "Casa Verde", donde el abuelo Juan Antonio Fernández Castillo ("Papá Nanán"), notario, clarinetista, pianista y compositor, fundara la memorable "Filarmónica Verde", de la que también formó parte su hijo Abelito Fernández Simó, abogado y violinista, que con Liliana Rodríguez Tejada procreó cuatro hijos: Liliana Beatriz, Aura Celeste, Estela Altagracia y Abel Armando, que cantaban en la estudiantina del colegio La Altagracia.

Pero no todo era arte y bohemia en la idílica "Casa Verde", donde el verso y la música se daban la mano con la resistencia antitrujiffista...

"Papá cayó preso, por ser miembro del 14 de Junio. Pasó siete meses en la 40, y fue torturado en la silla eléctrica y todo. Cuando fueron a detenerlo, los agentes de la tiranía maltrataron a mi abuelo, que estaba en silla de ruedas, y a mi abuela materna, Bienvenida Tejada..."

Así que, desde su más tierna infancia, esta mujer de manos largas, refinadas y de blancura casi transparente, como su sonrisa, como sus ojos de permanente asombro, fue marcada por intensas experiencias política, en el hogar, en el San Francisco de Macorís de las guerrillas y las movilizaciones populares de los años sesenta y setenta, y en los mismos corrillos estudiantiles de la Universidad Católica Madre y Maestra de los ochenta donde, de manera más o menos soterrada, germinaban los "espacios críticos" para "la toma de conciencia" en las "luchas democráticas"... Frases que todavía permanecen activas en el discurso de Aura Celeste Fernández Rodríguez, la abogada que preside la Comisión de Apoyo a la Reforma y Modernización de la Justicia.

SIN PARTIDO, PERO DISCIPLINADA:

Antes, usted formó parte de la junta Central Electoral, por recomendación del Partido de la Liberación Dominicana, para cuyo gobierno ahora trabaja. ¿Esta usted organizada en el PLD, y en qué nivel?

Aura Celeste se relaja en la clásica mecedora que forma parte del mobiliario de todo hogar dominicano que se respete (en este caso, en una modesta casa de dos pisos del barrio Costa Brava) y no da el mínimo tiempo a que se prolongue la elucubración...

No. Yo no soy miembro del partido. Nunca he aspirado a organizarme en ningún partido...

Me sorprende que usted, a pesar de tener tanto tiempo sosteniendo activamente sus principios no forme parte del partido cuyas propuestas van con las suyas. Realmente me sorprende eso. ¿Por qué usted no es militante del PLD?

Realmente a mí me es un poquito difícil someterme a la lógica de los partidos. En los partidos hay que sostener una disciplina de pensamiento...los partidos, en última instancia, son especies de ghettos, de milicias, en las que usted tiene que seguir una disciplina de pensamiento, de lo que decida el conjunto...eso, hablando en términos químicamente puros...

...Lo que equivale a no tener cabeza propia, si no me equivoco al interpretarla.

"No, bajo ningún concepto.

Eso significa que para construir instituciones hay que someterse a una disciplina. Eso tiene su razón de ser y es positivo, porque sin disciplina y sin uniformidad de pensamiento no es posible asumir el compromiso o la tarea de, por ejemplo, prohijar cambios profundos.

"Desde ese punto de vista, los partidos, como entes de mediación entre el ciudadano y el Estado, juegan un papel importantísimo, deben jugar un rol importante en la sociedad.

"Pero actualmente no lo están jugando, como uno aspira a que lo jueguen, porque se han divorciado de los requerimientos de la sociedad y han asumido una lógica propia, en sí mismos, que los ha desgastados a ellos mismos y ha desgastado su verdadero rol en la sociedad dominicana.

Su posición contiene riesgos, pues la deformación del ejercicio politico en nuestro medio determina un todo o nada a quienes ocupan posiciones públicas. ¿No la lleva eso a hacer concesiones a veces excesivas, graciosas, para evitar que se le prejuzgue en su accionar?

"En todas las actuaciones que uno hace hay riesgos, y vale la pena arriesgarse. Pienso que el que no se arriesga, ni gana ni pierde. En las actuaciones públicas, sobre todo en las actuaciones que conllevan prestigio, hay que asumir los riesgos, incluyendo el riesgo de perder la propia vida. Cuando uno enfrenta muchas acciones, como las que me han tocado a mí, se pueden afrontar riesgos a muchos niveles. Pero creo que ha valido la pena asumir tales riesgos.

"Pero tampoco me gusta ser una indisciplinada, en el sentido de que se entienda que yo quiero hacer lo que a mí se me ocurre, porque vivimos en una sociedad en la que tenemos que ajustamos a normas, a reglas. Y, además, si pertenecemos a una terminada institución, con un nivel jerárquico, también tenemos que ser respetuosos de las jerarquías y asumir una mística similar a la de la institución a la que estamos sirviendo; y si trabajamos en equipo, tenemos que ser cuidadosos de que no se nos vea como un individuo que boicotea o que quiere sacar sus propias cosas.

"Hay que funcionar en base al equipo y su disciplina; tenemos que asumirla en todos los ambientes, inclusive en nuestro propio hogar tenemos que asumirla. Yo, en mi hogar, no puedo asumirla por mí misma; hay cosas que tengo que discutir con Guillermo, para llegar los dos a un consenso.

"Pero entiendo que, si bien me gusta la disciplina, no soy partidaria de que se cercene dentro de la colectividad la propia individualidad. Es un trabajo de filigrana, pues cada ciudadano, cada funcionario, cada persona humana, tienen siempre que tener esa banderita de la dignidad...

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