Hugo Chavez un mal necesario

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"Hugo Chávez: ¿un mal necesario?"

José Luis Taveras

Este hombre, locuaz y desbordado, coloca al que lo juzga en una inevitable disyuntiva: admirarlo u odiarlo. Resulta dífícíl acercar esos extremos, más cuando se tiene en frente a un personaje de tanta intemperancia. Por eso ha cosechado tantas detracciones como devociones.

Sin embargo, por mérito propio o circunstancias, Chávez es un referente obligado como propulsor de una corriente política que hoy ha configurado un nuevo mapa ideológico en América Latina.

Su carrera política, tan convulsa como su temperamento, ha estado matizada por caídas y glorias. Empezó con una intentona golpista en contra del presidente Carlos Andrés Pérez en 1992, junto a otros militares agrupados en el "Movimiento Bolivariano Revolucionario 200". El fracaso de esta aventura lo llevó dos años a la cárcel hasta ser indultado por el presidente Rafael Caldera. A partir de entonces, la historia de Venezuela abrió un insospechado capítulo, cuando en 1999 Hugo Rafael Chávez Frías se presenta a los comicios presidenciales con el apoyo del Movimiento Quinta República (MVR) y gana abrumadoramente esa histórica consulta.

La contundencia de la victoria y la debacle de los partidos tradicionales le aseguraron, al emergente líder, una base popular tan inconmovible que soportó, sin desgastes, una sucesión turbulenta de eventos: a) un referendo constituyente en 1999 para modificar la Constitución venezolana de 1961; b) un segundo refcrcndo constitucional que resultó en la ratificación de la Constitución de Venezuela de 1999; c) una convocatoria a nuevas elecciones el 30 de julio de 2000, para relegitimar todos los poderes al amparo de la nueva Constitución, en la que resultó ganador con un 59,76% de los votos; d) un golpe de estado en 2002 que lo separó del poder por dos días; y e) un paro general del comercio entre diciembre de 2002 y febrero de 2003.

La historia no termina en el 2003 y, para perplejidad de los escépticos, en las elecciones parlamentarias del 4 de diciembre de 2005, los diputados del presiden te Chávez ganan todos los curules del Parlamento. En las elecciones presidenciales del 3 de diciembre de 2006 fue reelegido con una amplia ventaja -de más de 3 millones de votoscomo presidente de la República Bolivariana de Venezuela, obteniendo un 62.84% de la votación. El 23 de noviembre de 2008, en las elecciones que eligieron a los gobernadores de los estados, alcaldes de los municipios y a los legisladores de los Consejos Legislativos Estadales, con excepción de los estados de Zulia, Miranda y Nueva Esparta, el oficialismo consiguió la mayoría en todos los consejos legislativos -20 de 23 parlamentos regionales-o En esta consulta, el nuevo partido de Chávez, el Partido Socialista U nido de Venezuela (PSUV), ganó el 77% de las gobernaciones y el 80% de los municipios del país -más de 265 alcaldías.

De manera que si la democracia fuera solamente expresión consultiva popular -como lo es casi siempre en los países del tercer mundo-, Chávez ha sido uno de los presidentes más democráticos del hemisferio occidental. Con más mandatos revalidados en menos tiempo que nadie y con una tasa de rechazo muy baja si se considera sus diez años en el poder.

El éxito de Chávez puede ser explicado desde muchas perspectivas, pero la afirmación de su liderazgo, hoy de escala continental, obedeció al mérito de apresurar, en los momentos de mayor popularidad, rupturas claras con el establishment venezolano -conformado por el perverso triángulo partidosempresariado-iglesia católica- y lanzar una alianza retórica con las bases sociales excluidas. La percepción y el aprovechamiento de esas circunstancias requieren agudeza y coraje, condiciones decisivas en su mantenimiento en el poder, tanto así que súbitamente lo recupera después de un golpe de estado promovido por esos sectores con el beneplácito de Washington y en medio de un entorno político internacional hostil.

Han sido muchos los presidentes latinoamericanos que, sin considerar la lógica de la situación, asumieron aventuras que les fueron pagadas con expulsiones del poder. Centroamérica es una sola antología de esos ensayos: recordemos al presidente guatemalteco Jorge Serrano Elías -1991-1993- que el 25 junio de 1993 quiso disolver al Congreso y a la Suprema Corte de Justicia "a lo Fujimori", y terminó arrojado del poder de manera vergonzosa; y, más recientemente, a Manuel Zelaya Rosales, de Honduras, víctima de un golpe de estado dirigido por esa misma cúpula triangular con el apoyo militar, por un repentino viraje pro chavista al término de su erosionado mandato. Es en esta parte que los detractores de Chávez se pierden. Hoy no sólo Chávez gobierna Venezuela, sino el chavismo, que, quiérase o no, es una fuerza de hondas raíces sociales y de incondicionales adherencias políticas.

Chávez llegó al poder sin propuestas, armado sólo de una crítica beligerante a un statu qua expresado en una democracia agotada, sin impacto social. Las expectativas generadas debían ser compensadas y, como el líder no tenía...

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