Nuestras importaciones desde Haití (2 de 2)

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"Nuestras importaciones desde Haití"

Ernesto J. Armenteros & Dr. Armando Armenteros

Dengue, malaria, encefalitis equina, cólera, amebas, parásitos, tuberculosis, lepra, sarampión, filariasis, SIDA y otras enfermedades venéreas... y trabajadores fuertes, económicos e inmunizados a enfermedades endémicas

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Hace un tiempo, en una de esas quijotadas que parecemos sufrir algunos de los Armenteros, mi hermano Armando hizo un estudio para vacunar la población entera de Haití y de la República Dominicana contra numerosas enfermedades contagiosas, particularmente los parásitos de todo tipo.

Voy, una vez más, a dejar que el doctor Armando Armenteros Estrems les explique esta propuesta, pero deseo insertar el comentario de que cuando le hice la pregunta que cae de la mata: "Armando, ¿cuánto cuesta esto?", me sorprendió cuando me dijo que su estimado eran unos diez millones de dólares en el caso de Haití y otros diez millones en el caso de la República Dominicana. Le dije que si él estaba absolutamente seguro, lo cual me confirmó. Yo le dije que creía que le podía levantar algunos millones para ese propósito, con agencias internacionales. Procedí a conversar con un exVP de Rotarios Internacional, puertorriqueño amigo mío, y le expliqué el caso. Sin vacilar, el amigo rotario me contestó que le presentara el caso, que lo sometería a consideración de la directiva de los rotarios y que él creía que ellos recaudarían los fondos: ya lo habían hecho antes para financiar la erradicación de la parálisis infantil en el mundo entero. Le dejo explicar a Armando esta iniciativa a continuación:

Mi hermanito pequeño [ese soy yo, con mis 73 añitos] me está induciendo a narrarles cosas de la vida de este viejo médico pediatra que podrían formar parte de la clásica tragicomedia de "Calixto y Melibea".*

Hace unos años, los visitadores a médicos me trajeron en plan de promoción un nuevo vermífugo que reunía un conjunto de increíbles virtudes, la fórmula genérica se llama Abendazol y venía a sustituir al mebendazol, que hacía años estaba en el mercado. El nuevo producto tenía varias virtudes: se tomaba una sola dosis, venía en tabletas y en suspensión, mataba todos los parásitos del intestino, de la sangre y de la piel y tejidos blandos y, además, era muy barato; se había estado usando desde hacía algún tiempo en medicina veterinaria donde resultó bien tolerado, efectivo y poco tóxico, cualidades que habían borrado la impresión original de que era tóxico para los humanos; se habían comprobado sus virtudes y se estaba introduciendo su uso en humanos. Este era de los primeros países en que se estaba promocionando a través de la Smith, Kline & French, una conocida y afamada casa farmacéutica. Se me ocurrió que podía ser la oportunidad de mi sueño eterno de controlar las enfermedades parasitarias en la isla Hispaniola, y le propuse a la casa farmacéutica hacer una campaña en la República Dominicana y Haití simultáneamente previa evaluación del parasitismo antes y después de la campaña y publicar los resultados. La farmacéutica pensó que era la manera de "lucirse"...

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