La Ley de Cine y la función social del séptimo arte

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"La Ley de Cine y la función social del séptimo arte"

René Fortunato

Cineasta.

RESUMEN:

En este artículo, extractado de su libro Escritos sobre cine, publicado recientemente, el autor hace un examen crítico de la Ley de Cine de la República Dominicana desde el punto de vista conceptual y normativo, al tiempo que propone mejoras en su redacción y tareas para la reorientación del cine dominicano.

PALABRAS CLAVES:

Séptimo arte, cine, industria del cine, Estados Unidos, Italia, Europa, Ley de Cine, película, Fonprocine, salas de cine, República Dominicana.

CINE E INDUSTRIA DEL CINE: ORIGEN, DISTORSIONES Y FUTURO DEL CINE DOMINICANO:

Una cosa es el cine y otra distinta es la industria del cine. Así como no es lo mismo la literatura que la industria del libro. La literatura es el arte que emplea como medio de expresión las palabras y la industria del libro el medio por el cual se difunde, se distribuye y se comercializa esa expresión artística.

Ese mismo ejemplo lo podemos aplicar a la industria del cine. El cine es el arte de la expresión con imágenes en movimiento y la industria del cine es el medio por el cual se suele producir, difundir, distribuir y comercializar esa expresión artística bautizada como el séptimo arte.

Los realizadores pueden hacer cine sin industria del cine, así como los escritores pueden hacer literatura sin industria de libros. Claro, la existencia de industrias desarrolladas de ambas manifestaciones artísticas las potencializa, las populariza y, por lo general, las hace económicamente rentables, de forma tal que realizadores y escritores, potencialmente, podrían obtener éxito y ser económicamente favorecidos.

En las primeras décadas del siglo veinte, cuando el cine comenzaba a desarrollarse como expresión artística, los realizadores cinematográficos filmaban sus imágenes en movimiento con cámaras manuales, a las cuales había que darles cuerda, procediendo, casi siempre, ellos mismos a revelar artesanalmente sus rollos de películas. Reveladas las imágenes, procedían entonces a combinar los pedazos de películas seleccionados y así construían sus historias. Por lo general comedias y documentales, los géneros cinematográficos con los cuales inició el cine su desarrollo. La primera película dominicana de ficción Las emboscadas de Cupido (1922) de Francisco Arturo Palau, se realizó de esa forma, con medios artesanales de revelado y edición y su proyección fue todo un éxito de púbico en los cines de su época.

En los años treinta y durante la década de los cuarenta se fortaleció considerablemente la industria del cine, sobre todo con la invención del cine sonoro, el cual transformó el séptimo arte impactando a los espectadores. La construcción de grandes estudios y la articulación de una estructura de producción y distribución que requería una elevada inversión económica, pesados equipos, cámaras sofisticadas y aparatos de proyección especiales, contrario a los aparatos artesanales, hizo que se percibiera el cine como una actividad artística-comercial e industrial a la cual solo podían acceder, como realizadores, minorías selectas especializadas.

El posicionamiento de los Estados Unidos como primera potencia mundial tras el fin de la Segunda Gran Guerra en 1945 consolidó su dominio en los mercados internacionales, incluyendo el control de la programación de las salas de cine de la mayoría de los países de occidente. Guiados por la máxima de que "nuestros productos llegan donde llegan nuestras películas", la industria del cine norteamericano fue una formidable aliada estratégica en el proceso de expansión comercial nacional e internacional llevado a cabo por los Estados Unidos. Esa expansión, que por lo general conllevaba control e imposición en los mercados, motivó que, haciendo uso de sus películas, la industria del cine norteamericana popularizara modas, distorsionara conceptos fílmicos y discriminara géneros cinematográficos, además del ya conocido enorme estímulo al consumo de productos "Made in USA", que exhiben las producciones cinematográficas estadounidenses.

Una de las distorsiones que le debemos a la industria norteamericana del cine es la creencia generalizada de que el concepto cine está asociado a las producciones de ficción, a las películas con actores. Si una historia fílmica no tiene actores y, sobre todo, acción, violencia y sexo, no es cine. De esta errónea percepción resultó perjudicado uno de los géneros cinematográficos más importantes: el documental. Jean Luc Godard, uno de los directores iconos del cine francés, ilustra lo sucedido con el documental:

El cine tiene el encanto de no inventar nada, sino de ser un recopilador, un testigo de lo mejor que ha sido creado, en el propio cine, en el teatro, la literatura y la pintura. El cine, al comienzo instrumento científico, fue luego desviado por los norteamericanos y por este-europeos* que fundaron Hollywood. Su fuerza era tener una visión documental del mundo, agrandarla y proyectarla a la gente. El resultado era espectacular, con mucho más espectadores que el teatro o la literatura.

Asumir que una película es buena porque fue un éxito de taquilla en los cines de Estados Unidos es otra de las generalizaciones a que nos tienen acostumbrados. El éxito comercial no siempre es sinónimo de calidad profesional. Si consideramos que el cine es un producto artístico-cultural, que debería mostrarnos historias gratificantes con inteligencia y sensibilidad, que impacten favorablemente la consciencia del espectador, entonces nos daremos cuenta que las películas taquilleras en Norteamérica, por lo general, no tienen estas características estéticas y conceptuales.

Estamos entonces ante la dualidad: espectáculo comercial (show business) frente a manifestación artística, las cuales son recepcionadas sin distinción, ya que los productos cinematográficos que salen de la industria son por lo general más espectáculos comerciales que manifestación sensible de una...

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