LIGA MUNICIPAL DOMINICANA LOS ORIGENES DE UNA INSTITUCION, LOS ANTECEDENTES DE UNA QUERELLA

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"LIGA MUNICIPAL DOMINICANA LOS ORIGENES DE UNA INSTITUCION, LOS ANTECEDENTES DE UNA QUERELLA"

Luis Sacheeker Ortiz

Probablemente la Liga Municipal Dominicana no fue un invento político de Trujillo, pero sí un producto típico de la "Era". Creada, en apariencia, para fortalecer la vidamunicipal, su fin último era controlar los Ayuntamientos.

Constitucionalmente los municipios gozan de una cierta autonomía, la que mayormente se ejercita a través del Gobierno Local. Durante la "Era", en la práctica, la idea era inconcebible.

A diferencia de otros países donde la autonomía municipal se enmarca dentro de la llamarla Escuela Sociológica o Naturalista, la nuestra se inscribe en la Escuela denominada Legalista en la cual la autonomía municipal no es reconocida como un derecho natural inherente a la municipalidad, sino como una gracia que le concede el Legislador facultado tanto para crear como para suprimir, restringir, fusionar las demarcaciones comunales y determinar las límites de sus atribuciones.

El sueño de Duarte era forjar una nación libre e independiente y, en lo tocante a los municipios, dotar a éstos de fuero y

plena autonomía. Pero no era ese el propósito de los caudillos políticos y de los jefes militares que le robaron su sueño al Fundador de nuestra nacionalidad.

El Régimen de Trujillo se caracterizó por ser un régimen autocrático y centralista. Todo el poder, en última instancia, estaba concentrado en manos del "Jefe". Pero al mismo tiempo el régimen se preocupaba por guardar las formas.

Era muy importante para su imagen, tanto interna como externa, cubrir las apariencias. Disimular, bajo el manto de la ley y de las instituciones democráticas, la mano férrea y despótica que se ocultaba tras aquel falso andamiaje oropelesco.

Así se explica la existencia de un Congreso Nacional, compuesto por sendas Cámaras Legislativas de diputados y senadores electos por el pueblo en elecciones celebradas sistemáticamente cada cuatro años, como se hace en las democracias, y

la existencia también de un Poder Judicial encabezado por una Suprema Corte de Justicia integrada por magistrados de reconocida probidad, capacidad y sapiencia jurídica, la que ejercía una saludable influencia en el comportamiento de los demás jueces y de los tribunales de la República que gozaban de estabilidad y gran independencia siempre que con su actuación no se afectaran los intereses personales de Trujillo o de su Régimen.

Existía una junta Central Electoral que nunca se hubiese visto envuelta en una situación tan conflictiva, o mejor, caótica, como la que actualmente se cosecha con confesados propósitos y una Liga Municipal, objeto de este trabajo, que transita por el mismo camino.

La Liga Municipal Dominicana fue un engendro de la Era de Trujillo que respondía perfectamente a las características del régimen.

Creada en virtud de la Ley No 49 de fecha 3 de enero de 1939, se le inviste de personalidad jurídica mediante la Ley No.3896, promulgada en fecha 9 de agosto de 1954.

La Liga es concebida como un organismo autónomo, de carácter asesor, "destinado a cooperar con un mejor y más armónico desenvolvimiento de las instituciones municipales, con sujeción a los requisitos que la ley determine".

Aparentemente, la función de la Liga era inicua: promover el espíritu de cooperación municipal entre los munícipes, adquirir y difundir informaciones, auspiciar eventos como congresos, conferencias, ferias municipales, mantener oficinas permanentes para atender sus asuntos y editar publicaciones y difundir informaciones de interés local.

El régimen no necesitaba más que eso:

Posteriormente se le van otorgando mayores facultades y atribuciones, pero desaparecido Trujillo, son restituidas al municipio un sin número de facultades que paulatinamente le habían sido sustraídas, beneficiándose los Ayuntamientos con la denominada Ley de Autonomía Municipal. (No. 5622 de fecha 20 de septiembre de 1961)

Algunos analistas de la época consideraron que la intención de esta ley, votada por el Consejo de Estado, perseguía, más que restaurar y devolverle la autonomía a los municipios, restringirle poderes al gobierno de Bosch que habría de surgir de las uno, meses más tarde.

No les faltaba razón a la luz de los acontecimientos ocurridos a raíz del Golpe de Estado dado a aquel gobierno siete meses después, cuando se castra todo embrión de libertad y democracia con la instauración del Triunvirato.

El papel de la Liga adquiere entonces mayor beligerancia política y bajo el pretexto de proteger la autonomía y el buen uso de sus recursos se somete a los Ayuntamientos, con mayor rigor, a la tutela de la Liga y del Poder Ejecutivo.

Así se les obliga a enviar sus proyectos presupuestarios para ser "revisados" por la liga, facultándose a ésta para aprobar transferencia de fondos y necesitando su aprobación para toda compra de mobiliario de grado a grado, cuyo costo sea por encima de los RD$500.00 (Ley No. 673 de fecha 18 de marzo de 1965).

Mediante Ley No 797 de fecha 8 de septiembre de 1964, se obliga a los Ayuntamientos a proveerse de la autorización del Poder Ejecutivo y de la Liga Municipal para proceder a hacer compra de inmuebles por una suma mayor de RD$5,000.00.

Pero todavía la Liga no alcanzaba a tener la preponderancia económica que justificara la apetencia de los partidos políticos por su control absoluto.

El presupuesto que administraba apenas alcanzaba para cubrir sus propios gastas y los dineros asignados para distribuirlos entre los municipios de mayor precaridad eran absolutamente insuficientes para satisfacer mínimamente las urgentes necesidades de éstos.

Así se inicia una larga y ardua lucha por el mejoramiento presupuestal municipal y se logra la asignación del 4% del Presupuesto Nacional para los ayuntamientos, reservándosele el 5% de ese monto para la Liga.

Independientemente de los ingresos que le vienen a los municipios por servicios comunales que maneja directamente el Ayuntamiento, la mayor fuente de ingreso le viene a través de las asignaciones presupuestarias gracias a la gran concentración que tiene el gobierno central en la recaudación de impuestos y derechos, algunos de ellos propiamente locales en un programa racional de descentralización...

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