La mujer delincuente, criminal

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"La mujer delincuente y criminal"

Héctor Dotel Matos

RESUMEN:

El autor describe la mujer criminal patológica, envenenadora por idiosincrasia.

PALABRAS CLAVES:

Antropología, penalista, asesinos, terror, monstruos criminales, víctima de agresiones criminales, sociología, asesinos homosexuales, adolescentes, antecedentes, Derecho Penal.

Este trabajo puede orientarse desde tres puntos de vista. Primero: la mujer como ente pasivo del crimen (ella es objeto de agresiones de todo tipo); segundo: la mujer es supeditada activa del crimen, ella se declara contra la ley (mujeres que delinquen); tercero: mujeres a favor de la ley (la mujer juez,,fiscal, abogada, periodista, penalista, criminalista, policía, etc.).

Veremos indudables ejemplos de cada discernimiento. Solo es necesario dar un repaso histórico para comprender que la mujer ha sido más víctima de agresiones criminales que supeditado activo del crimen, aunque los casos de mujeres criminales son muy considerables.

En el primer punto se registran los asesinos que han retenido como objetivo a la mujer. De los numerosos miles que alcanzaríamos a señalar nos circunscribiremos a numerar los asesinos múltiples como Jack el Destripador, nunca capturado pese a la excelencia del Scotland Yard, quien entre agosto y noviembre de 1888 asesinó brutalmente a siete infortunadas prostitutas y llevó el terror a los barrios comprendidos entre White Chapel y el "East End" del Londres victoriano. Los más monstruosos criminales de mujeres se han destacado como sádicos (calificados como asesinos sexuales). Entre esos monstruos, además del anterior, se reconoce al alemán Meter Kürten ("El Vampiro de Dusseldorf"), el inglés Meter Sutcliffe ("El Destripador de Yorkshire"), Albert De Salvo ("El Estrangulador de Boston"), Henry Desiré Landru (francés) apodado "El Moderno Barba Azul".

Por otro lado, han existido muchas mujeres criminales, tipos pluridisciplinarios. En estas el arma preferida ha sido incuestionablemente el veneno, por lo menos otrora, pero tampoco han titubeado en esgrimir el hacha, el martillo, el cuchillo o la pistola para acabar con la vida de individuos de ambos sexos. Los motivos han sido muy variados, empezando por los celos, la codicia, el poder, el deseo de heredar, la venganza y hasta, como la Mantis religiosa, destruir a su pareja después de copular con ella.

Las mujeres envenenadoras son de ralea muy pretérita. Entre los griegos, Medea fue la envenenadora por excelencia. Esgrimía un ropón para...

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