Odebrecht y la lucha política en la República Dominicana

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"Odebrecht y la lucha política en la República Dominicana"

Anselmo Muñiz

Investigador social y abogado.

anselmomuniz@gmail.com

En el contexto de la política del espectáculo, característica de las sociedades contemporáneas, la lucha contra la impunidad parece haberse convertido de golpe en el tema más transversal de la política dominicana, impulsada por la espectacular trama del caso Odebrecht. La lucha contra cierto tipo de impunidad (la de la corrupción administrativa) ha logrado unir, quizás momentáneamente, a sectores ampliamente diversos y con intereses encontrados, en torno a un adversario común. El desarrollo de la trama Odebrecht ha "remeneado" el monótono sistema político dominicano (y, en efecto, de varios países de América Latina), generando cortocircuitos en las redes del poder. Asimismo, el caso Odebrecht ha presentado la oportunidad para que amplios segmentos de la ciudadanía dominicana se integren a la escena política, dejando el rol de espectadores. Esto es relevante porque la participación de la ciudadanía en la lucha política es el elemento fundamental que caracteriza a la democracia como régimen político, por cuanto abre la posibilidad de enfrentar las asimetrías de poder y profundizar los derechos humanos.

A pesar de lo anterior, el impacto del caso Odebrecht y la lucha contra la impunidad en la escena política dominicana todavía es algo por definirse. El marco institucionalista y antipolítico en que se suelen dar, desde hace algunas décadas, las luchas sociales en nuestra sociedad, puede resultar en que la lucha contra la impunidad termine siendo estéril, o peor aun, que se convierta en una válvula de escape para reducir la presión dentro del sistema político y dar un respiro a la élite gobernante del país.

CORRUPCIÓN Y NECROPOLÍTICA EN LA ERA DEL PLD

"…matar o dejar vivir constituye el límite de la soberanía, su atributo fundamental"

1. Mbembe

El caso Odebrecht es uno de muchos ejemplos que permite ver que las prácticas patrimonialistas en el Estado constituyen parte del orden institucional en nuestra sociedad. A este efecto, Wilfredo Lozano ha señalado con ironía que el sistema político dominicano es el "patrimonialismo democrático", es decir, un sistema político en el que los formalismos democráticos sin contenido ciudadano sobreviven en un contexto patrimonialista gracias al clientelismo como mecanismo de cohesión social y a la competencia electoral como mecanismo legitimador . En pocas palabras, en la sociedad dominicana la corrupción es una pieza fundamental en la configuración de las relaciones de poder que no se supera fácilmente.

Desde esta perspectiva, al analizar la corrupción como la consecuencia de la debilidad institucional y la falta de transparencia se ignora su aspecto más trascendente, que es su función para la configuración del poder. De lo que se trata no es de debilidad institucional, sino, todo lo contrario, de una fuerte institucionalidad autoritaria edificada para lograr un tipo específico de gobernabilidad, en la cual quienes nos gobiernan, y sectores aliados en la sociedad, utilizan el Estado para acumular capitales privados a partir de las rentas extraídas a la sociedad en general (ya sea mediante extorsión, mediante la generación de oportunidades y ventajas injustas, competencia desleal o a través del abuso del ingreso y el gasto fiscal del Gobierno).

En el caso Odebrecht no solo una empresa privada consigue favorecerse del Estado a través de sobornos, sino que dicha empresa, junto con actores políticos internacionales, contribuye a financiar y poner en práctica la estrategia política y electoral del Partido de la Liberación Dominicana. Esta intervención en la política dominicana busca asegurar la permanencia en el Estado de un grupo político con el que esos actores internacionales comparten un proyecto de dominación para beneficiarse del Estado y de la sociedad dominicana. El proyecto político peledeísta se sustenta en prácticas similares a esta con actores nacionales e internacionales, lo que influye enormemente en su carácter autoritario.

El problema...