PRD Una pelea a muerte

Páginas55110718

"PRD. Una pelea a muerte"

José Luis Taveras

El histórico partido del "jacho prendío" atraviesa el trance más crítico de su cíclica historia de disensiones. Nada nuevo bajo el sol. Solo que esta vez la división llega en un momento donde lo único que queda con identidad propia son sus símbolos.

Sin una plataforma ideológica orientadora ni una estructura funcional, el partido blanco se debate en una devastadora lucha de intereses entre dos liderazgos disímiles que solo tienen en común una condición: la ambición. Paradójicamente esa circunstancia, que los iguala, es la misma que los separa, con la agravante de que mientras más se acorta la distancia al 2016 más irredimibles se hacen las diferencias. Esta depredadora lucha ha dejado el país en manos de un solo partido que controla absolutamente todo y que, quiérase o no, manipula desde el poder la dinámica de contradicciones dentro del PRD.

La crisis del PRD es más aguda de lo que se percibe y no se solventa con un entendimiento circunstancial entre sus dos cabezas. Podrá haber un pacto coyuntural que acerque a las facciones enfrentadas y haga que las pasiones volver a sus cauces, pero en el fondo perdurará de forma subyacente una crisis con suficiente fuerza eruptiva tan pronto concurran las condiciones para activarla. El problema es estructural; no es Hipólito ni Miguel, es que el PRD dejó hace tiempo de ser partido.

¿MARCA ELECTORAL O PARTIDO?

A pesar de sus inmarcesibles aportes a la vida democrática, el PRD dejó de ser institucionalmente un partido: no tiene identidad ideológica porque el pragmatismo y el casuismo determinan su accionar; no tiene funcionalidad institucional porque sus organismos no operan ni son consultados, las decisiones trascendentes responden más a concertaciones cupulares que a decisiones deliberantes; no hay formación política para sus cuadros porque las escuelas cerraron sus puertas hace décadas; no hay una estructura moderna de organización. Eso reduce al PRD a una marca política. Por eso lo único que tiene valor perdurable e intangible son sus símbolos, que trascienden incluso a su actual dirigencia, de ahí que la batalla del presente momento no busca precisamente el rescate de la institucionalidad sino el control de esos símbolos.

La marca PRD tiene un alto valor en el mercado electoral por su fuerza distintiva, su evocación histórica y su fácil posicionamiento electoral. Nunca un partido en la historia contemporánea ha contado con unos signos distintivos tan dominantes, y la razón de su fortaleza es tan imperativa como obvia: nacieron con la democracia y esa relación asociativa es mecánica, histórica y simbiótica. Todos...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR