¿Qué nos garantiza que endurecer las penas disminuye la criminalidad?

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"¿Qué nos garantiza que endurecer las penas disminuye la criminalidad?"

Raquel Cruz Díaz

Procuradora fiscal de la provincia de Santo Domingo, maestría en Derecho Procesal Penal.

raquel-cruz-diaz@hotmail.com

RESUMEN:

La autora analiza la tesis que plantea la necesidad de penas más severas como forma de disminuir los índices de criminalidad.

PALABRAS CLAVES:

Pena, poder punitivo, derecho penal del enemigo, populismo penal, derecho procesal penal, República Dominicana.

Sin lugar a dudas la mejor forma de experimentar el avance de los pueblos es dando un vistazo a su sistema penal. Cada época conserva características especiales que describen el funcionamiento del poder punitivo de un Estado; desde la etapa en la que circulaba la execrable y odiosa creencia de las brujas y los herejes y que cobró la vida de tantos que eran sindicados como tal, así como el período identificado por la supresión física de los enemigos del antiguo Imperio Romano, sistema penal que decayó considerablemente con el desplome de la hegemonía de Roma. Entonces se da paso en la historia a un poder ejercido por el ser supremo, por la divinidad. Aquí las condenas eran decididas en nombre de Dios, era el Todopoderoso quien castigaba y sancionaba, no en vano Zaffaroni llama a esta fase de revolución inquisitorial "la época del secuestro de Dios".

El horror despótico era propio del ejercicio del poder penal en la época colonial. En general los aborígenes eran inferiores y castigados de forma legítima por sus colonizadores; eran sancionados y escarmentados hasta volverse puros, pues sus creencias primitivas se consideraban delictuales.

Luego de las independencias sobrevinieron las dictaduras, caracterizadas por el espanto y el pavor de una represión penal focalizada esencialmente hacia los disidentes políticos, con un sistema penal extrajurídico más bien fundamentado en un autoritarismo policial extremadamente arbitrario y sin límite alguno.

Una ramificación de este poder se trasladó a los gobiernos posgolpistas, donde los apáticos del régimen político eran sindicados de "comunistas" y permanentemente acusados de supuestos delitos que en algunos casos conllevaban prisiones irregulares e irracionales, en otras ocasiones ejecuciones al margen de toda legalidad o tal vez hoy en día simplemente esos discrepantes del sistema figuran en las listas de desaparecidos.

La realidad es que comparada con los métodos punitivos utilizados en la antigüedad y en la Edad Media, la prisión es una conquista: un gran logro si la confrontamos con la pena de morir ejecutado, en la horca o en la guillotina, o bien de ser sometido a otros sacrificios y penas torturantes, martirizadoras y dolorosas, que existián en esas épocas.

Históricamente y hasta nuestros días el poder penal ha sido aplicado a los seres humanos de la forma más enérgica. Para comprobarlo bastaría con ver una cárcel del viejo modelo. A través del tiempo no han faltado los autores que han considerado a los infractores como francos enemigos de la sociedad. Por ejemplo, Platón desarrolló una tesis drástica, la cual sustentaba que el delincuente era un ser inferior por su absoluta incapacidad de realizar acciones puras, cuya conducta, al ser irreversible, debería llevar a la eliminación física del infractor. Por igual, el filósofo Protágoras sostenía que los incorregibles debían ser desaparecidos de la sociedad.

No faltan las teorías absolutas que únicamente prestan atención al aspecto retributivo de la pena como paga del mal causado, sin atender al fin de esta. Una muestra de la crueldad de este pensamiento es lo expresado por Kant:

Es que si la sociedad civil se disolviera por el consentimiento de todos sus miembros, el último asesino...

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