Las reglas del mercado carcelario

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"Las reglas del mercado carcelario"

Cándido Simón Polanco

El régimen penitenciario de nuestro país está normado en la Ley 224 de 1984 pero se rige por la ley de la selva.

En la nota editorial correspondiente a la edición del 9 al 23 de abril de 1998, esta revista afirma que "una de las caras más feas de la crisis de la justicia en la República Dominicana ha sido y sigue siendo la situación carcelaria". Esa afirmación mantiene todavía su vigencia plena, pero agravada.

En la prisión, el preso es una mercancía, donde el concepto valor humano cambia de nombre, se llama precio. Vales tanto cuanto puedas pagar, y el precio viene establecido por la regla del jefe de la banda, del coronel de custodia y muchas veces del alcaide del penal. Los costos fluctúan y varían con las circunstancias, los establecen las reglas del mercado, dependiendo de los cambios abruptos de las autoridades, las requisas, las confiscaciones de bienes. La capacidad de pago del demandante no importa, el precio mínimo es el igual para todos los reclusos, aunque el máximo no tiene límites.

En el recinto carcelario el cliente nunca tiene la razón, porque allí prima la razón de la fuerza y ésta la otorga la capacidad de influencia con la autoridad del penal, lo que, a su vez, depende de los beneficios que le reporte.

Todo se compra y todo se vende: comida, refrigerio, cama, sexo de cualquier naturaleza, prostitución, juegos de azar, cigarrillos, ron, whisky, droga, celdas o áreas privilegiadas, protección, seguridad, armas, comunicación, asesinato a sueldo, fuga, autorización para asistir al médico, certificación de buena conducta en el penal para fines de libertad condicional, indulto o excarcelación por enfermedad terminal, entrenamiento de interrogatorio para defenderse en juicio, actas de nacimiento, biblias en alquiler para ir ante el juez simulando arrepentimiento; todo, menos dignidad humana, que es lanzada en el zafacón de entrada ubicado en el autobús de traslado al penal.

En la cárcel todo cuesta

•Un "callejón", que es como se denomina al espacio de los corrillos asignado para establecer un negocio de colmado, compraventa o semejante, conocido en el lenguaje coloquial como Punto Comercial, tiene un costo promedio de RD$ 20,000.00, más un porciento de los beneficios para el coronel y/o el alcaide.

Una "goleta", que es el derecho a dormir y habitar en un pequeño espacio con camarote, varía según el área del recinto carcelario donde se encuentre ubicado. En La Victoria...

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