Es el español un idioma machista 2 de 3

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¿Es el español un idioma machista? (2 de 3)

Fabio J. Guzmán Ariza

Para las Chicas: Vivian, Rosario, Tuchi, Frieda y Nonora.

En nuestro artículo anterior, describimos como ciertos aspectos del idioma español –el masculino genérico, el salto semántico, los duales aparentes y muchos refranes y adagios– revelan su carácter machista o sexista. En la presente entrega, entramos en la discusión de las diversas propuestas o técnicas de redacción presentadas a partir de los años 80 con el propósito de combatir ese mal, evitando que las mujeres, que constituyen más de la mitad de la población hispanohablante, sigan ocultas tras el genérico masculino como seres inferiores y dependientes. La lengua determina como piensa una sociedad. Mientras la lengua cotidiana continúe despreciando o haciendo invisibles a las mujeres, jamás lograremos ni acercarnos al ideal de la igualdad de los sexos que la Asamblea Revisora de la Constitución acaba de consagrar en la reforma constitucional en curso.

Hay quienes opinan –en su gran mayoría, si no todos, varones y con más de cuarenta años– que no se puede catalogar a la lengua española de sexista, dado que todo idioma es sólo un instrumento sin alma ni vida, al servicio del hablante que debería cargar por sí solo con el epíteto. Sería machista, entonces, la población hispanohablante o una parte de ella, no la lengua en sí.

Semejante sofisma, ingenuo sólo en apariencia, no resiste el más leve. Nadie discute el carácter cerradamente machista de la casi totalidad de las sociedades humanas durante milenios hasta hace apenas unas décadas, por lo que no es de extrañar que el español, como producto de esa historia, refleje todavía en su estructura y en su léxico resabios de esa larga época de predominio masculino. Sostener que no es sexista el idioma, sino quienes lo hablan, pues, es una necedad, al igual que lo sería pretender que la sociedad humana no ha sido y sigue siendo machista en gran parte del planeta, sino sólo los hombres que han vivido y viven en ella.

Pero volvamos a nuestro objetivo inicial: describir las técnicas de redacción propuestas para hacer visible a la mujer en un idioma que la esconde a diario mediante el uso del genérico masculino. La técnica más socorrida –y la menos feliz– es la de los llamados “desdoblamientos”.

Se conoce como “desdoblamiento” al proceso mediante el cual se descompone un genérico masculino en su equivalente masculino y femenino, como en estos ejemplos:

En vez de decir: Se dice:

...

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