¿La otra, corrupción?

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"¿La otra, corrupción?"

José Luis Taveras

Editorial.

Los fraudes bancarios han puesto en evidencia que la corrupción no es un fenómeno privativo de la esfera pública.

De hecho, la corrupción administrativa del sector público se ha sustentado gracias a las provocaciones, complicidades e inducciones de empresarios y negociantes. Ha habido una tradicional simbiosis entre el interés corporativo y los políticos empresarios para mantener vivas y fuertes estructuras de corrupción generadoras de grandes fortunas y negocios. Si hubiera un ordenamiento institucional de supervisión bancaria fuerte y sano, la nación no tuviera hoy que padecer un déficit monstruoso en sus cuentas públicas. Pero el silencio y la indiferencia indulgente de funcionarios de varios gobiernos permitieron que banqueros irresponsables y delincuentes dispusieran a su antojo del ahorro, y la inversión públicas con espíritu de festín.

La sociedad dominicana distingue hoy familias de tradición que crearon sus fortunas gracias al contrabando facilitado por enclaves del poder. Ingenieros y constructores vinculados a cerrados círculos gubernamentales son multimillonarios gracias a las contratas grado a grado que se le concedieron y a la forma como timaron al Estado dominicano con obras sobrevaluadas o con la construcción de proyectos de bajos estándares de calidad.

Por eso no es verosímil ni confiable la postura hipócrita de...

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