si Bosch viviera

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"... ¿y si Bosch viviera?"

José Luis Taveraz

Quizás cuando esta opinión editorial salgga a luz su contenido perderá pertinencia noticiosa, pero su trasfondo conservará vigencia por mucho tiempo. Es una aguda lectura al pasado proceso electoral interno del partido oficial, el cual confirmó la pérdida de la última propuesta de cambios en la República Dominicana.

El PLD inauguró una nueva, original pero fugaz era en la forma de ver, hacer y hasta de estudiar los procesos políticos; fue de los pocos partidos que construyó sus bases instimcionales sobre una clara articulación ideológica infundida axiológicamente a todos sus miembros. Fue además un ejemplo irrepetible de mística y vocación de patria. Era la reserva más valiosa en un momento donde el pragmatismo clientelista había convertido en estructuras de negocios a los demás partidos tradicionales.

Su llegada al poder suscitó intensas expectativas que se fueron desmoronando lentamente. Al final de su primer gobierno, el PLD terminó muy distanciado de la propuesta democrática que había encarnado prístinamente. La praxis había suplantado la ideología; la ambición se impuso a los principios y la ética fue avasallada por el relativismo del poder. La decepción nacional le negó la oportunidad de un nuevo mandato y prefirió revalidar a un PRD agotado que a un PLD autonegado. Cuatro años después de su primer gobierno, el PLD retorna el poder, no por sus propios méritos, sino por el pavor a una gestión perredeísta nefasta. Hoy, bajo el éxtasis de una victoria todavía embriagante, el PLD renuncia definitivamente a su digno origen para asumir la política y el poder como uno más sin mayores...

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