Ciencia forense o medicina legal

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"Ciencia forense o medicina legal"

Hector Dotel Matos

Hasta los casos que parecen claros conllevan el riesgo del error:

Otto Tschadek.

La palabra "forense" tiene su raíz y significa "Del Foro". Para los no académicos, la palabra forense evoca el cuadro de un hombre con un delantal manchado de sangre que extrae balas de un cadáver, mientras un rudo policía lo observa. En los países anglosajones se le llama "Medicina Forense o Jurisprudencia Médica", en Francia utilizan el término de "Médicine Légale" y en Alemania "Gerinchtliche Medizin".

El principio que existe en todos los casos forenses es relativamente sencillo, por lo menos teóricamente. Fue expuesto por primera vez a finales de siglo, por Edmund Locard, de la Universidad de Lyon, quien señalaba "que todo contacto deja una huella", dando a entender que un criminal siempre deja algo en el teatro de su crimen, e inversamente, siempre se lleva algo.

Un asesino puede dejar un cuerpo y llevar consigo una mancha de la sangre de su víctima; un violador puede llevarse en las ropas sin percatarse, un pelo del vello pubiano, dejando manchas de semen tras él; un conductor que atropella a un peatón y se da a la fuga puede rascar la pintura y dejar rastros. Todas esas cosas, manchas, huellas dactilares, armas, balas, hilachas, etc., son los granitos de arena de la ciencia forense o medicina legal. Esta ciencia tiene apenas un poco más de 100 años de nacida, aunque de manera empírica existe desde hace siglos.

La mayoría de autores están de acuerdo en señalar, que el médico grecorromano Galeno, fue el primer auténtico patólogo forense. Galeno se destacó entre los años 130 a 200 de nuestra era, realizando un gran número de autopsias y fue el primer médico que relacionó los síntomas externos de un paciente con los signos interiores de su cuerpo después de la muerte.

Era persona de ideas muy curiosas.

Galeno nos reseña el caso de un médico que salvó a una mujer del castigo por adulterio. La mujer había dado a luz un niño tan diferente a su marido, que éste presentó cargos contra su mujer. En aquella época el adulterio se castigaba con la pena de muerte. Llamaron a un médico y éste, luego de examinar el dormitorio de la acusada opinó que el niño debía su aspecto a una estatua que se encontraba junto al lecho de la madre y ella confesó que la miraba con mucha frecuencia durante su

embarazo y esto afectó las facciones del niño, aún no nacido.

Todos recordamos al rey Salomón y el juicio sobre la filiación...

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