Corrupción

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Corrupción

José Luis Taveras

Editorial.

Nuestra nación está enferma; su grito desgarra, conmueve, trastorna. Por las grietas de su piel lacerada escurre el pus de la podredumbre.

La corrupción, que en otros tiempos ejecutaba su mandato de muerte de forma lenta, callada y sombría, hoy ostenta, en la impunidad, su sádica soberbia: exhibe sin recato su lujo, escupe la decencia, celebra nuestras ruinas, se burla de nuestros logros, nubla nuestras visiones, anestesia nuestra sensibilidad y se masturba con nuestros sueños.

Su imperio nos reduce, su poder nos intimida, su seducción nos prueba. Esa misma corrupción que esparce su sombra en los pasillos del Congreso para convertir en leyes sus privilegios o que negocia las prebendas en los húmedos rincones del poder es la que hoy se viste de toga y birrete para absolver sus culpas y descargar sus excesos.

La nación urge de dolientes que la levanten de su postración. Es el momento para despertar la conciencia dormida y empujar, con los músculos de la dignidad, las esperanzas rendidas. El futuro es hoy, a la justa medida de lo que hagamos o dejemos de hacer. Nuestras omisiones, ausencias e indiferencias las pagarán nuestros hijos.

La República Dominicana pasa por un...