El homicidio conyugal

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"El homicidio conyugal"

Héctor Dotel Matos

Al Dr. José A. Silié Ruiz;

Neurólogo.

Algunos autores han calificado de "uxoricidio" el homicidio del cónyuge. Pero esta expresión es inadecuada pues el vocablo latino "uxor" sólo designa a la esposa. Es preferible hablar de "homicidio del cónyuge".

El criminólogo belga Etienne De Greeff distinguió esencialmente, entre ese género de crímenes, primero, los homicidios utilitarios, destinados a permitir "rehacer su vida" y segundo, los crímenes pasionales que dependen de un proceso suicida.

El profesor Pierre Cannat aplicó esta distinción a las mujeres homicidas de sus maridos. El constató que, fuera de los casos en que el esposo era una especie de tirano y sobre todo en los cuales él hacía a los suyos la vida imposible, la opinión pública es por lo general severa con respecto de esos criminales. A primera vista parecería que la reprobación que se vincula a los homicidios de sus maridos resultaría de todo un pasado de supremacía marital, de sumisión femenina, como si el acto fuera al mismo tiempo como un homicidio, un atentado a la dignidad del hombre y del esposo, un regicida de poca monta.

Pero, estudiando los expedientes de 106 mujeres detenidas en la casa central de Haguenau (Francia), condenadas por haber matado o tratado de matar su marido o por haber hecho realizar su homicidio por medio de terceros, el profesor Cannat ha retenido como "pasionales solamente los crímenes de una docena de esas mujeres. La mayoría de esas homicidas querían romper una cadena conyugal convertida en insoportable, pero salidas generalmente de medios rurales. Pero si ellas no querían más a sus maridos las mismas querían sin embargo quedarse con las propiedades. Así la desaparición del cónyuge era preferible al divorcio: ella permitía conservar el tren de vida, la finca, los hábitos adquiridos. Todo el problema está en la discusión de los medios utilizados para suprimir la victima: en determinados casos, la mujer hace actuar otro -el amante-, limitándose a una complicidad más o menos activa; en otros casos, con la ayuda del amante o de un miembro de la familia, pero conservando el rol principal en el acto homicida; la administración del veneno tomaría cierto tiempo, conservando así de este modo la confianza de la víctima e impedir toda sospecha, pero las apariencias serían salvadas y el escándalo evitado.

Pero en la mayoría de los casos, y es la comida cotidiana, entre el pueblo llano, asistimos a los crímenes...

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