EL LADO OSCURO DE LA MODERNIDAD

Páginas22661253

"EL LADO OSCURO DE LA MODERNIDAD"

José Luis Taveras

A Fernando Álvarez Bogaert. El país no alcanza tu pensamiento. No lo culpes por sus incomprensiones. Como me dijiste: "tu conciencia y Dios son tu mejor auditorio".

Una mirada aérea a la ciudad de Santo Domingo nos confunde. Repentinamente nos imaginamos sobrevolar sobre una ciudad brasileña o del sur de la Florida. Esa impresión se desvanece cuando desplazamos la vista hacia el cinturón periférico del llamado polígono central, atiborrado de casuchas amontonadas. El cielo de la gran ciudad es asaltado por un promontorio de torres que compiten en altura y modernidad. La anatomía de la vieja ciudad pierde así sus plácidos contornos horizontales para convertirse en una metrópoli de atrevidas elevaciones urbanas.

Quien contempla desde las alturas esta transformación puede cómodamente concluir que vivimos el "milagro dominicano", sobre todo cuando algún agente inmobiliario puede asegurar que existe suficiente demanda para apartamentos de lujo cuyos precios irrespetan sin sonrojo los siete dígitos en moneda americana o que el mercado de las megaplazas vive su momento más competitivo.

Las apariencias lucen tan reales que hacen creer como erradas las estadísticas que todavía dejan al país rezagado en muchas mediciones sobre el desarrollo humano.

Algunos no entienden el porqué, a pesar de la crisis financiera, el colapso del mercado inmobiliario global y la recesión económica local, existen segmentos de inversión que no han perdido su dinamismo, como la construcción de viviendas de lujo y de proyectos inmobiliarios comerciales.

Un reciente estudio realizado por la Asociación Dominicana de Constructores y Promotores de Viviendas (ACROPOVI) arrojó que solo el 16.7 % de las personas que están buscando viviendas en Santo Domingo y Santiago aspiran a un apartamento en una torre y la mayoría de ellos —42 % en el Distrito Nacional y 50 % en Santiago— pensaban esperar al menos un año para su adquisición. El 82 % de las personas que buscan viviendas de lujo solo estaban dispuestas a pagar hasta 250 mil dólares, diferenciándose en un 90 % en Santiago y 79 % en el Distrito Nacional. Lo curioso es que la carpeta de oferta de lujo sigue llenándose de proyectos exclusivos a pesar de que el mismo estudio revela que la demanda de viviendas de clase media alta y alta es apenas de 14 mil unidades entre el gran Santo Domingo y Santiago, frente a un déficit de 900 mil de viviendas de bajo costo en todo el país. La pregunta es ¿quién está comprando lujo? Existe la convicción, en círculos especializados, de que el lavado de dinero procedente no solo del narcotráfico ha preferido este tipo de inversión como opción natural, aunque en los últimos dos años su portafolio se ha diversificado en negocios de combustibles, construcción, telecomunicaciones, entretenimiento y apuestas.

Si bien el Banco Central de la República Dominicana cuenta con registros sobre distintos repertorios como la inversión, el gasto, el consumo y el tamaño y la composición del producto interno bruto (PIB), entre otros, existen, en la actividad económica local e internacional, un conjunto de operaciones que escapan a los controles y registros gubernamentales. Este volumen de actividades forma parte de la llamada economía sumergida. Su cuantificación es inexacta porque opera de manera encubierta y paralela a la economía formal. Tampoco existen instrumentos precisos o eficaces de detección. Los métodos de medición apenas constituyen aproximaciones como el análisis de la evolución del flujo de efectivo con relación al PIB o con el total de depósitos en el sistema financiero regulado o el análisis del número de trabajadores irregulares por la productividad del trabajo de la economía...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR