Saddam, una muerte victoriosa

Páginas33211480

"¿Saddam: una muerte victoriosa?"

José Luis Taveras

Saddam demostró convincentemente que ganó la guerra mas menudeada de todos los tiempos y acaba de sepultar cualquier duda al respecto: dejó a la administración Bush sin moral, argumentos y sin Congreso. Una demencial pesadilla sitia ahora a un gobierno que inventó las razones de una genocida trama bélica en cuyas marañas quedó enredada toda racionalidad.

Con casi tres mil soldados norteamericanos muertos desde la intervención, astronómicas partidas presupuestarias destinadas a la guerra, programas sociales abandonados y una nación convulsa, ocupada y quebrada por cruentas rivalidades étnicas, son apenas parte del sombrío balance de una incursión que evoca las ridículas cruzadas de Mussolini.

Saddam no tuvo que desplazar tropas a Norteamérica para vencer a Bush en sus propias trincheras. Como estratega, se alió al tiempo y éste, generoso, le jugó una inmejorable partida, agotando la poca moral de una invasión grosera y desnudando las vísceras (le sus reales propósitos.

Esta guerra fue inmoral porque partió de una mentira: las presuntas armas químicas de Saddam; fue perversa, porque el control de los pozos petroleros, móvil real de la locura, suplantó el valor de la vida: fue siniestra, porque abrazó, en sus designios, a varios gobiernos del mundo; fue infernal, porque lejos de pacificar la región la convirtió en un estallido de odios tribales.

Hoy, mientras una buena parte de las naciones occidentales critican, insólitamente, la sentencia de muerte a Saddam, no disimulan su complacencia por la derrota republicana en las pasadas elecciones. Y lo peor es que ni esta sentencia, manipulada desde el...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR