De nuevo, la coma

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"De nuevo, la coma"

Fabio J. Guzmán Ariza

RESUMEN:

Se explican la importancia y la historia de la coma como signo de puntuación. Se describen sus principales usos y abusos.

PALABRAS CLAVES:

La coma, usos de la coma, usos incorrectos de la coma, coma respiratoria, puntuación, signos de puntuación, reglas de puntuación, ortografía, español, lingüística.

INTRODUCCIÓN:

La humilde coma es el signo de puntuación más frecuente y más difícil de usar en nuestro idioma, y de los más importantes. No por nada agonizan los grandes escritores al emplearla. Jorge Luis Borges, el más grande autor en español del siglo XX, tenía la "mala" costumbre de pedir a sus impresores la corrección de una coma al último minuto, lo que implicaba a veces volver a componer todo el texto de una obra. Oscar Wilde, el gran dramaturgo y poeta de la Inglaterra victoriana, escribió: "Hoy he estado todo el día corrigiendo un poema. Por la mañana he añadido una coma. Y por la tarde la he quitado".

Para ilustrar lo que puede significar una coma en el lugar equivocado, compare el significado de estas dos oraciones:

Los yacimientos mineros y de hidrocarburos [...] sólo pueden ser explorados por particulares, bajo criterios ambientales sostenibles... (Art. 17 de la Constitución).

Los yacimientos mineros y de hidrocarburos [...] sólo pueden ser explorados por particulares bajo criterios ambientales sostenibles...

En la primera, se debe entender que solamente los particulares –y nadie más, incluyendo al Estado– pueden explorar los yacimientos mineros y de hidrocarburos, quienes, en caso de hacerlo, deberán someterse a criterios ambientales sostenibles. En la segunda, la omisión de la coma permite interpretar la oración de una manera cercana a la que de seguro fue la intención del constituyente: que solo bajo criterios ambientales sostenibles podría un particular explotar yacimientos mineros y de hidrocarburos.

Las reglas de uso de la coma fueron caóticas y arbitrarias hasta la publicación, en 1741, de la primera Orthographía de la Real Academia. El sistema actual data, en su mayor parte, de mediados del siglo XIX. La nueva Ortografía de la lengua española , recién publicada en 2010 por la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española , dedica 56 páginas a analizar exhaustivamente sus usos y abusos, casi la misma extensión con que explica todos los demás signos de puntuación juntos.

Por mucho tiempo se ha dicho que la coma denota la pausa más corta dentro de la expresión –más breve que el punto y coma, que el punto y que los dos puntos–, o que representa una pausa del lenguaje hablado en que no se suspende totalmente la voz, como sucede con el punto. El mismo origen de la palabra coma, de la palabra griega por corte, parecería reforzar la verosimilitud de esta apreciación.

Sin embargo, la nueva Ortografía se aleja de esta concepción, precisando que desde el Renacimiento han coexistido en el sistema de puntuación del español dos tendencias: la "puntuación prosódica o puntuación retórica, heredada de la tradición grecolatina y medieval, que privilegia el aspecto fónico del lenguaje y entiende que en el texto escrito los signos de puntuación deben indicar las pausas y la entonación"; y la "puntuación lógico-semántica, surgida en el siglo XIX con el auge de la lectura silenciosa, que da protagonismo al texto escrito y [...] trata de facilitar en él la identificación de las unidades sintáctico-semánticas". Este último criterio es el que prevalece en la puntuación moderna, como lo demuestra la definición de la coma que encontramos en la nueva Ortografía –"signo de puntuación que delimita unidades lingüísticas inferiores al enunciado"–, que omite toda mención de su antigua función como indicadora de pausas en la lectura en voz alta de un texto.

Y no pudo ser de otra manera. Ya lo ha sentenciado magistralmente Fernando Ávila: "la coma no es respiratoria". Pretender lo contrario es un absurdo, porque haría depender su uso del ritmo de entonación particular de cada zona lingüística, país, región o individuo. Además, siempre se ha reconocido que ni todas las pausas del lenguaje hablado se transcriben en...

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