Persona de principios

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"Persona de principios, Epílogo de la serie meditaciones electorales"

Ernesto J. Armenteros

Sabemos lo que es una persona de principios. Tenemos la imagen claramente definida en nuestra mente; sin embargo, el explicarlo se nos hace elusivo. ¿Por qué? Creo que esto se debe a que el ser una persona de principios no excluye las variantes de las convicciones. Puede ser que una persona de principios, aunque no tenga las mismas convicciones nuestras, actúe consistentemente con sus creencias morales y religiosas, guiándose por su propio norte moral. Por ello, más simple que definir lo que es una persona de principios es describir a lo opuesto: a la persona oportunista, camaleónica, lambona, egocéntrica, sin palabra y, sobre todo, sin respeto hacia sí misma. Para describir a esta persona, no hay que buscar mucho, solamente tenemos que recordarnos de algunos de nuestros pasados presidentes, quienes, por regla general (si es que hubo excepciones), no se no se han caracterizado por ser personas de principios.

Para tomar un ejemplo, me voy a referir a un expresidente específico, sin nombrarlo, y dejaré que cada uno de mis lectores especule sobre cuál fue, o que forme una imagen compuesta de varios o de todos los presidentes recientes que hemos tenido en nuestra república.

Unas cuantas campañas atrás la usanza era que se invitara a empresarios a la casa de algún simpatizante del candidato presidencial para conversar y alternar con él, entre tragos, picadera o comida. Después de la conversación y una pequeña charla del candidato, uno de los invitados solicitaba aportes para la campaña y la mayoría de los invitados, previamente advertidos, así lo hacían. Era la forma de estos hacer proselitismo y obtener fondos para la campaña.

Fui invitado con mi esposa a una de estas actividades y por una serie de circunstancias (el historial del anfitrión, el lugar del evento, el abanico de relaciones de los involucrados en su organización) la concurrencia a este encuentro fue muy diversa en cuanto a tendencias políticas y estratos sociales. Estaban presentes banqueros y empresarios de muchos recursos. Había un grupo con inclinaciones socialistas. Un grupo de dirigentes obreros. Estudiantes. Religiosos. Como es natural, los invitados al encuentro se agruparon con los de su tribu. Se formaron varios círculos y el candidato presidencial se movía de uno a otro y charlaba con cada uno, contestaba sus inquietudes y les prometía que cuando llegara al poder haría lo que le interesaba a ese círculo en particular. Nosotros seguimos al candidato para oír lo que le diría a unos y otros de los asistentes. Le oímos prometer al grupo de dirigentes obreros que habría nuevas prestaciones laborales, asistencias médicas, formación laboral, etc. Oímos que al grupo de socialistas les prometió la nacionalización de empresas, la distribución de las riquezas. Oímos que a los empresarios les ofrecía garantía absoluta de la propiedad privada, protección...