La reforma, legal o moral

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"La reforma: ¿legal o moral?"

José Luis Taveras

En sociedades de débiles texturas institucionales se plantean distorsiones traumáticas en la definición y comprensión de las metas nacionales y en los medios para alcanzarlas. Así, creemos que la modernización se impone por la virtuosa fuerza de una ley o que renovando el ordenamiento jurídico pasaremos a estadios más elevados de desarrollo. Esta errática percepción, lejos de cambiar, se afirma más hondamente en nuestra cultura política.

La actualización de nuestras leyes no bastará para suplir amontonadas carencias históricas. Podremos tener todas las leyes del mundo y una Constitución fuertemente articulada en las corrientes más avanzadas del pensamiento político moderno, pero si no trascendemos en las cortas visiones de nuestro desarrollo a partir de la construcción de una nueva conciencia, nos quedaremos atascados en las brumas de la frustración. El país más que leyes necesita voluntades comprometidas; más que reformas, cambio de conciencia; más que instituciones, nuevos actores.

y es que los cambios que proponemos son solo de marcos o embalajes, no de contenido vital; así, todos reclaman participar en una reforma constitucional cargada de nuevos conceptos, pero al final, letras descarnadas sin eficacia real. La idea no es una nación más regulada o burocrática sino más competitiva y humana.

Las leyes nos sirven para establecer controles, orden y disciplina, pero su eficacia no alcanza para crear compromisos...