La OEA para qué sirve

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"La OEA para qué sirve"

José Luis Taveras

La crisis hondureña desveló muchas verdades y mentiras.

Entre las primeras se destacan: el rechazo al modelo chavista en la nación centroamericana, la eficacia política del control concentrado de los medios de comunicación, la segregación ideológica del continente y la imposición de los poderes fácticos sobre los institucionales.

El anterior muestrario quedó corto al compararlo con el repertorio de mentiras que le dieron cuerpo al conflicto, fruto de las groseras manipulaciones de los intereses enfrentados. La primera y gran mentira fue la del gobierno de facto en no admitir la trama como un golpe de Estado. A partir de esta farsa, como premisa, se construyó un débil monumento de falacias, cuyo único soporte firme fue la imposición militar.

Por su parte, el manejo internacional de la crisis confirmó dos verdades difíciles de encubrir: una, la política regional de los Estados Unidos no ha cambiado, a pesar del juego de apariencias de la administración Obama -sueño mojado de cambios-; y dos, la Organización de Estados Americanos (OEA) sirve para poco, sobre todo cuando las reglas de la democracia formal se violentan en contra de un gobierno de pobres simpaúas a los intereses de Washington.

Muchos dirían que la OEA, como foro de diálogo político interamericano, hizo todo lo que pudo dentro de los límites de sus escasos poderes decisorios, ya que censuró el golpe, suspendió a Honduras, le reconoció legitimidad al gobierno de Manuel Zelaya y envió comisiones para mediar en el conflicto. Obviamente ese era su papel ineludible, más aun en un contexto continental dominado por fuerzas radicales de izquierda y liberales. Ahora bien, conciente o no, le proporcionó el tiempo necesario al Departamento de Estado para que este preparara y ejecutara su propia agenda estratégica sobre la crisis, finalmente endosada por el organismo continental y dentro de la cual la restitución del depuesto presidente era solo letra muerta. La OEA confirma así su verdadera historia: ser un instrumento internacional inoperante cuando hay que serio y efectivo tantas veces Washington lo ha querido.

La crisis de Honduras ha colocado en la balanza un gran reto: ¿vale la pena continuar con este modelo? La respuesta se hace más apremiante en un continente dominado por nuevos paradigmas, tensiones y liderazgos.

Esta organización, nacida como tal el 30 de abril de 1948 en Bogotá, Colombia, sobre la base de la Carta de la Organización de los Estados Americanos, es fruto de un contexto geopolítico hoy desbordado en su dinámica e intereses. Si bien sus postulados mantienen vigencia en el campo...

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