Luis Bircann Rojas

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"Luis Bircann Rojas"

Ruth Ruiz

DECANOS DEL DERECHO DOMINICANO

Hoy le apasiona el oficio, pero existió una época en que eligió ser abogado a falta de otras opciones. Recuerda que se inició trabajando con hipotecas de poca monta en un despacho pequeño dirigido por su primo Julio Genaro Campillo Pérez, de quien dice le dio uno de los mejores consejos que ha recibido en su vida: optar por un cargo en el ministerio público para que pudiera familiarizarse con las cuestiones prácticas del derecho. Fue por recomendación de este que llegó a ocupar el cargo de fiscalizador entre los años 1959 y 1961, en el municipio de San José de Las Matas. "Allá estaba cuando ocurrió la invasión a Constanza Maimón y Estero Hondo –cuenta con tono jocoso- y como todo el mundo tuve que ir a la Fortaleza a ponerme a las órdenes del Jefe".

Aunque ahí comenzó a gustarle la profesión, renunció después de un año y cuatro meses porque no se quería anquilosar en un pueblo remoto, sino que su aspiración era ser fiscal o juez de Paz en su ciudad natal.

Al volver a Santiago pasó un tiempo desempleado hasta que por fin logró algo que siempre había querido: ingresar en el bufete Cruz Jorge, fundado por Orlando Cruz y Salvador Jorge Blanco. Había muerto Orlando ya y Salvador que no quería sustituir a Orlando se vio forzado a permitir que tres abogados ingresaran a la oficina: además de Bircann, José Augusto Vega y Manolito Vega. "Ahí sí comencé a hacerme abogado", exclama al recordar que su deseo de ingresar a esa oficina –en la cual trabajó desde el año 1961 hasta el 1974- se debía a que en ella se manejaba una gran variedad de casos y además por la condición esencial de que era un bufete serio y de trayectoria íntegra.

Hace 20 años fundó su oficina, Bircann Rojas y Asociados, donde recibió a Gaceta Judicial y entre anécdotas y reflexiones expuso su visión de lo que él define como el difícil ejercicio de la abogacía.

  1. ¿Por qué elige el Derecho como profesión?

  2. En mi casa no había medios. Como el trabajo en el Estado nada más era por las mañanas podía producir en esas horas y por la tarde dedicarme a estudiar. Por eso escogí la profesión, no porque era de mis predilectas. Como me gustaba tanto el estudio no sabía cuál escoger, quizás Medicina hubiese estado descartada porque yo no era muy capaz de ver cuerpos abiertos ni cosas por el estilo. Creo que todo el mundo puede ser bueno en lo que sea si estudia y se dedica a fondo.

  3. ¿Cuáles considera son los cambios más notables en la justicia dominicana desde la época en que usted se graduó hasta hoy?

  4. A nivel material hay muchos cambios: aquí en Santiago tenemos un precioso Palacio de Justicia, mucha tecnología… en fin, un auge extraordinario. Pero a nivel moral es muy decepcionante lo que hay. Claro, no en su totalidad; hay abogados y jueces de unos méritos tremendos. Pero dentro de esos se cuelan muchos que más bien merecerían estar en la cárcel.

  5. ¿Cómo era el ejercicio en esos años comparado con el ejercicio actual, aquí en Santiago y en la capital?

  6. No creo que haya mucha diferencia. En la capital está la Suprema Corte de Justicia y demás tribunales de más alta jerarquía. Santo Domingo tiene muchos más habitantes, más empresas e industrias, por lo que existe un campo mucho más amplio. Pero Santiago también. Recuerdo cuando hablar de ganarse más de 50 o 100 mil pesos era como sacarse la lotería. Ahora cualquier jovencito de estos que se gradúan de abogado, a los cinco o seis años ya tiene 14 o 15 millones de pesos. El auge en el aspecto económico de la profesión se ha conseguido a nivel empresarial y de los negocios. También está el crecimiento en el renglón de los inmuebles, por ejemplo en las playas: fincas que se vendían quizás por 70 mil pesos ahora le dan 400 millones de dólares porque están en terreno turístico y cualquier empresa extranjera paga por ellos una cantidad de dinero enorme. Un abogado actúa conforme al monto del interés que está litigándose. Si usted lleva un litigio de un señor que ha sido engañado y lo que persigue es recobrar un inmueble que vale RD$ 100,000 usted se puede ganar quizás RD$ 30,000, pero si lo que está reclamando vale doscientos o trescientos millones usted se puede ganar unos veinte o treinta millones, sobre la base de un porcentaje que es lo que se conoce como cuota litis. De ahí y de otras circunstancias es que ha venido este auge por el que a veces un abogado puede ganarse cien millones de pesos.

  7. ¿Cuál es su parecer sobre la próxima reforma al Código Procesal Civil?

  8. Antes, cuando se iba a modificar algo, sobre todo códigos o legislaciones importantes, se sometía a la consideración de los más viejos abogados del país y de ahí salía el consenso sobre quiénes eran los más capacitados para hacer el estudio y proponer las modificaciones.

    Ahora, según me han dicho, hay hasta...

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